Publicación bimensual de AQU Catalunya

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Marzo 2009

Desde hace pocos años parece que se impone una opinión que describe la universidad en términos casi exclusivamente económicos: universidad competitiva, que debe ajustar la oferta a la demanda del mercado, eficiente, eficaz… Después de escuchar estas ideas habrá quien pueda pensar, permítanme la expresión, que el único objetivo de las universidades es preparar a profesionales exclusivamente en función los requisitos del mercado. Esta simplificación de la realidad provoca en determinadas áreas de conocimiento una cierta contrariedad tanto en profesores como en estudiantes, puesto que vemos difícil encontrar el modo de encajar en este modelo.

¿La universidad debe estar al servicio del sistema económico? Sí, pero no únicamente. La generación de conocimiento, tanto en disciplinas científicas como humanísticas, es un gran valor que se transforma en un enriquecimiento del patrimonio científico, intelectual y cultural de un país. Las universidades deben tener autonomía para trabajar en ámbitos que tienen su propia explicación en la generación de conocimiento y que van más allá de las necesidades inmediatas. Y en esta generación de conocimiento es donde encontramos la construcción del Espacio europeo de educación superior (el EEES).

La Declaración de Bolonia fija como uno de sus objetivos lograr «el fortalecimiento de la dimensión intelectual, cultural, social, científica y tecnológica de Europa», entre otras vías, a través de la movilidad de la comunidad universitaria. En definitiva, lo que regula la declaración es un marco global de generación e intercambio de conocimiento. Los humanistas Erasmo de Rótterdam y Joan Lluís Vives, entre otros, viajaron por universidades de toda Europa para aprender y compartir. De este modo contribuyeron a la creación y difusión del Humanismo, un movimiento que supuso una revitalización cultural a partir de una nueva concepción del hombre y del mundo. El EEES no deja de ser la materialización de este espacio común que los grandes pensadores ya habían hecho suyo y al cual otorga una nueva dimensión en un mundo globalizado.

Los estudiantes universitarios saben bien que su paso por la universidad, una institución maravillosa y única, será un momento trascendental en sus vidas. Los transformará como personas y eso los enriquecerá y también a nuestra sociedad. Les enseñará competencias, les dará una dimensión más crítica del pensamiento, les transmitirá los valores de nuestra cultura y los dotará, en su futura tarea profesional, de mayor exigencia, más rigor y más calidad. El EEES es una oportunidad para elevar y compartir los conocimientos y para construir entre todos una Europa diversa y unida.