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Mayo 2010

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ARTÍCULOS

Programa experimental para el seguimiento de la calidad de las enseñanzas universitarias en Cataluña: base para un mecanismo de garantía de la calidad ágil, efectivo y eficiente

Josep Grifoll Saurí - Director técnico del Área de Evaluación de la Calidad

El perfil de las nuevas enseñanzas es una información pública imprescindible

Querría empezar este escrito haciendo referencia al informe Dearing, sobre el futuro de la enseñanza superior en el Reino Unido, que fue publicado en el año 1997; concretamente, la recomendación que hace sobre la importancia de una información clara y explícita a los estudiantes para que puedan tomar adecuadas decisiones en relación con los estudios que quieren cursar.

Esta recomendación queda materializada en la necesidad de contar con claros descriptores sobre las enseñanzas, lo que facilita a los estudiantes la comparación entre distintas ofertas antes de proceder a matricularse en un programa concreto. Existe, pues, un requerimiento para que tanto los objetivos de formación como los medios a través de los que son alcanzados y demostrados sean explícitos.

Dicha recomendación es la que AQU Catalunya ha querido priorizar en este programa de seguimiento. Hay que tener presente que en Cataluña el actual marco regulador sobre las enseñanzas oficiales ha promovido una renovación muy importante de la oferta académica. El diseño de las nuevas titulaciones ha otorgado a las universidades un mayor grado de libertad en la configuración de los programas y, por lo tanto, ha incrementado la diversificación de la oferta. Por otro lado, la introducción de un sistema que explicita los objetivos de aprendizaje genera un cambio en las estrategias de enseñanza-aprendizaje y de evaluación de los logros que es necesario hacer llegar a los potenciales estudiantes.

A menudo se ha asociado la garantía externa de la calidad con la articulación de complejos sistemas burocráticos. La apuesta de AQU Catalunya en este programa experimental se basa en potenciar la generación de información útil, precisamente, para los usuarios. La información pública de la oferta académica va en beneficio de los estudiantes, pero también sirve para construir sistemas de información que asistan a los equipos docentes, tanto en el momento de diseñar y poner en práctica nuevas propuestas de formación como de mejorarlas.

Lógicamente, la información pública sobre la oferta académica mejora la comprensión que los empleadores y colectivos profesionales poseen de las distintas disciplinas y, obviamente, contribuye a la autorregulación de la oferta en favor de las propuestas de mayor calidad.

En este programa experimental AQU Catalunya tiene como base de trabajo el respeto de la autonomía universitaria. Naturalmente, la agencia catalana actúa como organismo asesor y recomienda buenas prácticas para la información pública, pero observa positivamente que las universidades diseñen su propia política informativa de acuerdo con sus estructuras de funcionamiento y objetivos.

Hasta el momento, el programa experimental pone de manifiesto que las universidades abordan un importante salto en cuanto a la información pública de su oferta académica. Pese a que sobre el papel este objetivo pueda parecer fácil de alcanzar, la realidad nos muestra que dicho proceso es costoso por varios motivos. La transparencia obliga a garantizar la calidad de un conjunto muy amplio de información. Además, este conjunto está formado por múltiples unidades informantes que tienen, a su vez, distinta naturaleza. Lógicamente, la calidad de esta información también pasa por cuestiones tan importantes como la definición de criterios sobre formatos y contenidos, las estrategias comunicativas o la articulación de los procesos de renovación de la propia información.

Refuerzo de los mecanismos para rendir cuentas

La publicación de indicadores es una práctica cada vez más extendida. Son ejemplos de ello la Administración Obama, con sus directrices en favor de la libertad informativa, o la Comisión Europea, que encabeza propuestas parecidas para el sector de la enseñanza superior. La idea subyacente es que la democracia pide rendir cuentas y el hecho de rendir cuentas requiere transparencia.

El seguimiento de la calidad de una enseñanza debe velar para que el compromiso de formación, antes comentado, se cumpla adecuadamente. La publicación de indicadores cuantitativos contribuye a reforzar esta idea. De hecho, los procesos que AQU Catalunya tenía establecidos para la evaluación de enseñanzas ya incorporaban los indicadores propuestos en este programa experimental y, la mayoría, aparecían en tablas de datos que acompañaban a los informes públicos de la agencia catalana. El cambio radica en que, con el seguimiento de las enseñanzas, estos indicadores serán actualizados anualmente y deberán abarcar el conjunto de las enseñanzas oficiales.

El programa experimental de AQU Catalunya incluye los indicadores pactados con las demás agencias del Estado español, pero la agencia catalana sugiere a las universidades añadir nuevos indicadores, que contextualicen su realidad académica.

El seguimiento pasa por una atenta mirada sobre lo que sucede o ha sucedido, pero no deberíamos descuidar la oportunidad para prever el futuro. La introducción de nuevos indicadores puede ser motor de cambio, al promover la innovación e introducción de nuevas prácticas docentes. Al respecto, el sistema universitario de Cataluña deberá estar atento a las tendencias internacionales sobre la formación universitaria, pero también deberá considerar el grado de centralización o descentralización en la definición de indicadores, qué actores políticos son clave para esa definición y, desde luego, abrir debates sobre la evolución del concepto de calidad que se desea para las universidades catalanas en los próximos años, entendiendo que este concepto no sólo es dinámico, sino que presenta una tendencia a la sofisticación para responder a una demanda social cada vez más compleja.

Las universidades se dotan de nuevos mecanismos de aseguramiento de la calidad

Una mejor información pública facilita que los distintos actores puedan verificar el compromiso de la universidad hacia la formación que se ofrece en ella, pero esto debe ir acompañado de la disposición de instrumentos que faciliten la participación de la comunidad, especialmente en la formulación de propuestas de mejora de la calidad.

Teniendo en cuenta que las universidades han llevado a cabo un trabajo de diseño de mecanismos de garantía de la calidad, el programa experimental aborda la evaluación de dichos mecanismos a partir de comprobar su buen funcionamiento, observando cómo facilitan información pública de calidad, tratan las oportunidades de mejora y generan indicadores para la toma de decisiones.

El éxito de los sistemas de garantía interna de la calidad es primordial en la medida en que sitúa a la universidad como la primera responsable en esta materia y refuerza su autonomía. De hecho, las agencias del Reino Unido, Finlandia o Noruega basan buena parte de sus actuaciones en verificar, externamente, el funcionamiento de esos sistemas internos de garantía de la calidad.

Dos consideraciones adicionales

Relacionada con la gestión del contenido de los programas, existe la necesidad de articular el control de las modificaciones de las enseñanzas universitarias. La propuesta de AQU Catalunya en esta etapa experimental invita a las universidades a sugerir los umbrales de cuáles son las modificaciones de una enseñanza que, consideradas como sustanciales, aconsejan el uso de mecanismos de garantía externa de la calidad.

Idealmente, la gestión de las modificaciones debería responder al principio de protección de usuarios, estudiantes y otros grupos de interés, en relación con la calidad de la oferta académica. Ante la existencia de un mecanismo de acreditación externo de las enseñanzas, la mejor solución podría pasar por un modelo que minimice el tráfico de papeles entre administraciones, reservándolo sólo a casos extraordinarios. Naturalmente, si esta propuesta saliera adelante, sería necesario que fuera conjugada con la adecuada articulación de un registro en cada universidad que recogiera las modificaciones y estuviera abierto a la consulta pública.

Por último, una resultante de esta iniciativa global en favor de la transparencia debería ser utilizada en el desarrollo de un registro de enseñanzas universitarias de Cataluña que facilitara una visión de conjunto.

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