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Septiembre 2010

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OPINIÓN

El seguimiento de la calidad de los estudios universitarios: una relación de confianza

Flor Sánchez Fernández - Departamento de Psicología Social y Metodología, Universidad Autónoma de Madrid

En la medida en que, con el marco regulador de las enseñanzas oficiales, a las universidades les cabe la libertad de proponer titulaciones, también les corresponde la responsabilidad del seguimiento del desarrollo de los programas formativos propuestos. Y así lo están haciendo las universidades que integran el sistema universitario catalán. Asumir las tareas de seguimiento posibilita autorregular el control de los sistemas de valoración y aseguramiento de la calidad de los estudios, quedando las agencias de evaluación, en este caso AQU Catalunya, como organismo asesor y de acompañamiento.

Los procesos de seguimiento permiten articular una respuesta organizada al compromiso adquirido entre la universidad y los diversos agentes sociales con los estudios ofrecidos para la formación de los ciudadanos. El éxito y la sostenibilidad del sistema de seguimiento de los títulos han de basarse en una relación de confianza entre la universidad y la sociedad. Y en este sentido hay dos principios importantes que pueden afianzar esa relación de confianza: la competencia y la integridad.

Como garantía de su competencia, las universidades deben disponer de mecanismos formales de control y revisión que aseguren la relevancia y actualidad permanentes de sus titulaciones. Una institución que quiera ser percibida como competente y confiable tiene que dotarse de los recursos necesarios, tanto en sistemas de gestión de la información ágiles y eficaces como en personal adecuadamente formado para las tareas que han de ser realizadas, aunque ello pueda requerir una importante inversión y esfuerzo inicial. El proceso de seguimiento permitirá contrastar si el modelo de desarrollo de las enseñanzas que ha tenido la oportunidad de ser articulado a través de los sistemas de garantía interna de calidad funciona adecuadamente. La valoración de integridad de la institución tiene que ver con la fiabilidad y transparencia de la información. Las universidades han de garantizar que recopilan, analizan y publican información actualizada, objetiva y significativa sobre los estudios que ofrecen. Esta información permitirá a los estudiantes y otros grupos tomar las decisiones más adecuadas para sus intereses. A su vez, el seguimiento debe reforzar la confianza dentro de la organización, facilitando que profesores, PAS y gestores puedan acceder a la información y, de esta manera, implicarse articulada e institucionalmente en la propuesta de acciones de mejora, o en la corrección de las posibles deficiencias que se planteen en el desarrollo efectivo de las enseñanzas, interviniendo así proactivamente sobre la valoración que otros harán de los estudios y de la universidad.

Asegurada la confianza interna y externa, cabe señalar algunas de las utilidades del proceso de seguimiento de las titulaciones para las universidades. En primer lugar, el seguimiento de los estudios, además de un elemento de cohesión, se convierte en un proceso de aprendizaje, que no de examen, y madurez para la propia institución, que aprende de sí misma al evaluar y valorar autónomamente cómo se están llevando a cabo los diferentes procesos y actividades y si éstos son los más adecuados para conseguir los objetivos propuestos, una vez analizados los resultados que se van obteniendo. De esta forma, el seguimiento es una oportunidad para la necesaria mejora continua, ya que los planes de estudios son proyectos para obtener fines concretos y como tales pueden requerir modificaciones en los contenidos, en las prácticas docentes… que no pueden ser aplazadas hasta la finalización del ciclo. Además, el seguimiento facilita la intervención planificada adoptando decisiones y proponiendo modificaciones basadas en la gestión de la información y en el análisis de indicadores, como parte de una estrategia o plan de acción para llegar a los objetivos propuestos. Por último, el seguimiento también facilita la reflexión y el análisis valorativo de la actividad realizada, de los resultados obtenidos en función de los esperados, capacitando para ser los primeros en enfrentarse a las propias actuaciones y en proponer intervenciones de mejora inmediatas.

En síntesis, el seguimiento de la calidad de las enseñanzas aporta valor al sistema educativo universitario y es una oportunidad para reafirmar la confianza mutua que existe entre la universidad como institución y la sociedad y grupos de interés concretos. Las universidades que garanticen internamente el proceso de seguimiento y estén dispuestas a informar eficazmente del avance de los compromisos adquiridos, a la vez que rinden cuentas, conseguirán que sus señas de identidad sean reconocidas por estudiantes, empleadores, profesionales y familias, y mostrarán la calidad y la competitividad de sus titulaciones. En su conjunto, el sistema universitario catalán está dispuesto. Confiamos.

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