Publicación bimestral de AQU Catalunya

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Mayo 2011

Hace unos tres años que terminé mis estudios de Historia del Arte en la Universitat de Barcelona. Podría decir que soy de muchas promociones distintas, puesto que mi carrera se prolongó bastante en el tiempo. Entre el Erasmus y compaginar estudios y trabajo a tiempo completo, cuesta ubicarme en una promoción específica porque fue difícil finalizar mis estudios en el período establecido. Debo decir que, para mí, insertarme laboralmente, estrictamente hablando, no ha sido un problema, ya que trabajo desde hace más de diez años. Ahora bien, si tenemos que especificar inserción laboral relacionada con mis estudios universitarios, aquí sí empezamos a tener ciertos problemas.

Hace unos días, contactaron conmigo para realizar una encuesta de inserción laboral como recién licenciada. Se me pedía que diera mi opinión sobre este mundo que se abre una vez terminas tus estudios universitarios y no sabes muy bien qué tienes que hacer.

Debo decir que quizá hubiera preferido ser encuestada por otro medio que no fuera el teléfono. A veces, las cuestiones que se te plantean cuando lees las preguntas no se te plantean en el tiempo que dura una encuesta telefónica. En una encuesta escrita puedes acotar más tu respuesta; si no has entendido bien alguna pregunta, puedes releerla, e incluso hacer las aclaraciones oportunas a cada una.

Encuentro muy adecuado que se haga una encuesta a aquellos que han acabado sus estudios y se inician en el mundo laboral (aunque existe quien ya ha compaginado estudios y trabajo), sobre todo para poner sobre el tapete, con datos reales, qué es lo que pasa después de la universidad. Sin embargo, existen puntos positivos y puntos negativos que pueden derivarse de las conclusiones obtenidas a partir de los resultados de este estudio.

Está bien que quiera realizarse una radiografía de la situación actual, sobre qué número de estudiantes sigue estudios superiores, másteres, doctorados, etc., así como qué valor añadido a tu currículo te dan los estudios universitarios, si ayudan o no a encontrar un trabajo acorde con lo que has estudiado, cuántos licenciados han podido acceder al mundo laboral nada más acabar la carrera, etc. Pero creo que también saldrán a la luz muchas de las deficiencias del actual sistema laboral, como por ejemplo que, en la actualidad en este país, a un licenciado no se le valora lo suficiente en relación con sus estudios, como sí se valora en otros países.

Como decía, también hay puntos negativos —quizá sería mejor la etiqueta de menos positivos—, tales como que los estudios más relacionados con las humanidades, por ejemplo mi caso, tienen menor salida laboral que las ingenierías o las licenciaturas más “de ciencias”. El crear una especie de catálogo de “cuáles son los actuales grados que tienen más salida laboral” en un momento como el presente podría hacer peligrar estudios con menos salida laboral (que no quiere decir, de ningún modo, menos importantes) y saturar otros. Por lo tanto, será importante saber cómo gestionar, que no manipular, la información extraída de esta encuesta, y también cómo hacer una difusión razonada de la misma, porque al fin y al cabo los nuevos estudiantes merecen saber lo que les espera y ser libres para poder elegir qué, cuándo, cómo y por qué. Pero también concienciar a universidades, profesorado, empresariado, clase política, etc. de cuáles son los frutos del sistema universitario catalán que tenemos y cuáles son los frutos que queremos realmente obtener.