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Julio 2013

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ARTÍCULOS

Catalunya: ¿hacia un modelo propio de garantía y mejora de la calidad de la enseñanza superior?

Josep Grifoll Saurí - Director técnico del Área de Evaluación de la Calidad

En 1996 el Gobierno de Finlandia creó el Consejo (independiente) de Evaluación de la Enseñanza Superior, que coincidió con el momento en el que Catalunya estableció, por acuerdo del Gobierno de Catalunya y de las universidades catalanas, el consorcio Agencia para la Calidad del Sistema Universitario a Catalunya (hoy AQU Catalunya).

De modo coincidente, las agencias de Catalunya y Finlandia, junto con otras agencias europeas, se unieron para fundar la ENQA en el año 2000. Esta asociación aglutina actualmente 41 agencias acreditadas internacionalmente que han sido impulsadas por gobiernos y/o universidades.

Los objetivos de estas agencias europeas, bajo el paraguas de la ENQA, fueron ambiciosos, dado que preservando la riqueza que proporciona la diversidad nacional de los distintos sistemas universitarios se desarrollaban metodologías comunes de garantía y mejora de la enseñanza universitaria.

La adopción de las directrices y los estándares europeos para la garantía de la calidad, concebidos con la cooperación de las universidades y los estudiantes europeos, ha sido un hito importante en este camino. Estos estándares se han dirigido directamente a promover la calidad dentro de cada país, pero es evidente que también han reforzado la protección de unos usuarios que presentan un acento cada vez más internacional.

Asumiendo la dificultad de hacer previsiones de futuro en el ámbito de la garantía y la mejora de la enseñanza superior, se vislumbran tres posibles movimientos a escala europea:

  1. El primer movimiento va en la línea de una mayor dimensión europea en los sistemas de garantía de la calidad. ¿Veremos próximamente un sistema europeo de acreditación de la calidad de la oferta formativa superior? Si las universidades europeas y los estudiantes así lo quieren, sucederá. Actualmente ya ocurre en algunos ámbitos. En cualquier caso, si Europa quiere hacerse atractiva al mundo en el ámbito de la formación universitaria, este paso deberá considerarse con atención.
    Por otra parte, habrá que tener en cuenta también la evolución del mercado de trabajo para los graduados universitarios. Es evidente que los sectores públicos de cada país han sido una pieza clave en la oferta de empleo dirigida a graduados universitarios nacionales. Muchas de las regulaciones nacionales provienen de esta realidad. Dada la actual coyuntura de restricción de presupuestos públicos y creciente porcentaje de población formada en la universidad, no está claro cómo encajará la ocupación de los graduados universitarios en el conjunto del mercado de trabajo. Si el sector público nacional no es capaz de mantener el ritmo de contratación, alguien tendrá que tomar el relevo. Si ello ocurre, habrá que escuchar atentamente cuáles son las necesidades de las nuevas áreas creadoras de empleo. En cualquier caso, si el terreno internacional toma nuevos protagonismos en la contratación de graduados universitarios, la idea de acreditación europea puede verse reforzada.
  2. El segundo movimiento puede conducirnos a una reducción drástica en la intensidad de los procesos de evaluación, entendiendo que la tecnología de garantía de la calidad ya ha sido transferida y en muchos casos incorporada por parte de un importante número de universidades. En otras palabras, las universidades que operen con criterios asociados a la búsqueda de la excelencia se ganarán la confianza de las agencias de evaluación y del público en general y, por tanto, el seguimiento de la calidad de sus procesos se llevará a cabo con menos esfuerzo; probablemente, a través de grandes indicadores sistémicos: «La universidad que se ha ganado la confianza pública demuestra fácilmente la calidad de sus servicios». En estos casos habrá que pensar en mecanismos reguladores que faciliten nuevos espacios para la innovación.
  3. Derivado de los dos pronósticos anteriores, el tercer movimiento propone una transformación de las agencias nacionales en espacios de encuentro de las comunidades académicas y los grupos interesados en la calidad de la enseñanza superior. En sociedades avanzadas como la catalana, la existencia de una agencia que favorezca la participación de los estudiantes, la comunidad educativa o los sectores productivos en la interpretación del concepto de calidad aplicado a la formación superior es clave, y hacerlo en constante diálogo con estándares y expectativas internacionales es imprescindible para el fomento y la conservación de la excelencia en las universidades catalanas. En este papel de moderador, las agencias tienen mucho camino por delante. Existen retos interesantes, como la mejora de marcos de calificaciones, el perfeccionamiento de herramientas de garantía de la calidad en nuevos ámbitos de formación vinculados al uso de nuevas tecnologías y al aprendizaje a lo largo de la vida y la ordenación del reconocimiento en la adquisición de competencias fuera de las estructuras tradicionales.

Assegurament de la qualitat

 
Si el escenario descrito anteriormente se hace realidad, habrá que ver cómo se sitúa Catalunya en relación con los nuevos retos. Las nuevas herramientas que se desarrollan en Europa apuestan por mejorar la flexibilidad y la agilidad de los procesos de garantía de la calidad, favorecen la autorregulación desde las propias universidades, son más sensibles a las expectativas de los diferentes actores (también internacionales), favorecen la participación de la sociedad y empiezan a abrirse a la innovación.

ENQA EQAR ISO

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