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Octubre 2018

OPINIÓN

El futuro digital de las universidades

António Teixeira - Profesor de la Universidade Aberta de Portugal y presidente del head panel del proyecto TeSLA

B91_opinioEl impacto global de la tecnología y la consiguiente aparición de la nueva sociedad red (o cibersociedad) han comportado un cambio importante en la forma de percibir, organizar e impartir la educación superior. La globalización económica ha generado presión sobre los ciudadanos para que adquieran y desarrollen destrezas y competencias muy distintas que les permitan ajustarse rápidamente a entornos de trabajo cambiantes. Hoy en día, a las universidades se les exige que preparen al alumnado para ocupar lugares de trabajo que puede que aún no existan. Y al mismo tiempo, el estilo de vida actual obliga a la enseñanza a ser más abierta y flexible, y a estar presente en todas partes.

La rápida expansión del aprendizaje en línea en todas las universidades está estrechamente vinculada con dicha transformación. Dado que facilita la desmaterialización y la segmentación de los procesos educativos, para las instituciones supone una forma más eficiente, sostenible y extendida de ampliar el acceso a las oportunidades de aprendizaje de calidad a cualquier persona. Pero también brinda nuevas posibilidades para la innovación continua y la diversificación de las metodologías de enseñanza y aprendizaje. Además, el aprendizaje en línea ha permitido a las universidades desarrollar nuevas formas de docencia con un gran impacto en la sociedad (p. ej., los MOOC).

Como ha señalado Wheeler (Learning with ’e’s, 2015), la introducción de las nuevas tecnologías digitales, principalmente de Internet y las redes sociales, ha proporcionado a las universidades nuevas formas de desarrollar y difundir los conocimientos y las destrezas que el alumnado necesita en el siglo XXI. El aprendizaje se ha convertido en una experiencia más flexible, contextual, interdependiente y personalizada. De hecho, la apertura, la escalabilidad, la flexibilidad y la interoperabilidad han pasado a ser elementos fundamentales para que los sistemas educativos pueden dar respuesta a los nuevos retos sociales.

En este ecosistema más sostenible de conocimiento, el alumnado no es únicamente el centro del proceso de aprendizaje sino que se ha convertido en interlocutor activo de su diseño. Se prevé que cada vez tendrá un papel más activo a la hora de escoger los itinerarios de aprendizaje, de seleccionar y crear recursos educativos, y de ayudar y evaluar a sus compañeros. Esta personalización se fomenta a través del uso extensivo de la inteligencia artificial (p. ej., facilitación automática y retorno personalizado, competencias de evaluación y acreditación). El éxito en el desarrollo del sistema TeSLA es un claro ejemplo de esta tendencia.

En el futuro, se prevé que el aprendizaje en línea se siga expandiendo y consolidando, puesto que se usará cada vez más para profundizar en el aprendizaje y desarrollar destrezas más amplias. De hecho, la educación superior se ha convertido en un proceso híbrido en el que todas las experiencias de enseñanza y aprendizaje tienen un componente físico y otro digital.

En este contexto emergente, la garantía de la calidad resulta fundamental para validar las buenas prácticas e identificar los rasgos que las distinguen. De ahí que totos los organismos nacionales de acreditación del EEES deban ajustar los Estándares y directrices para el aseguramiento de la calidad (ENQA, 2015) a la oferta de la enseñanza en línea y a las instituciones que la facilitan (Huertas et al., 2018).
 

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