El nuevo código ético de AQU Catalunya: una oportunidad
Soy jurista y, además, penalista; por lo tanto, formada en la necesidad de reglamentar una serie de conductas para proteger determinados bienes jurídicos considerados fundamentales, a los cuales, en caso de no ser respetados, se les asocia una sanción aplicada a quien infringe las reglas. De este modo, cuando surgieron los primeros códigos éticos, evidenciaban demasiados parecidos con las leyes y reglamentos; querían regularse determinadas conductas hasta caer en la casuística. Esto se debía, en parte, a que la ética aplicada era una disciplina poco desarrollada en nuestro país.
Hacia los años setenta del siglo pasado, aparece una nueva disciplina en Estados Unidos en el campo de la ética, denominada ética aplicada. Tal y como su nombre indica, se trata de un movimiento vinculado a situaciones concretas, surgido de la necesidad de dar respuesta a problemas que aparecen cotidianamente en el ejercicio profesional y que no necesariamente se encuentran regulados por las leyes.
Seguramente, uno de los campos más conocidos en esta disciplina es el de la bioética, directamente vinculada a situaciones concretas del ámbito de la salud y ante la cual muchas personas se han visto confrontadas de forma directa o indirecta fruto de dilemas éticos. Hoy, sin embargo, se ha extendido a casi todos los sectores profesionales, desde el empresarial hasta el servicio público.
Esther Giménez-Salinas - Directora de la Cátedra de Justícia Social de la Fundació Pere Tarrés de la URL