Desde el inicio de la encuesta, uno de los factores que analizamos es el impacto del género en la calidad de la inserción laboral. Cabe decir que en este breve espacio de tiempo, a los tres años de la graduación, los resultados no muestran diferencias significativas.
Es por este motivo que, en el año 2008, en colaboración con el Instituto Catalán de las Mujeres, realizamos un estudio específico para conocer, a los tres años de haber obtenido el título, el impacto del género entre hombres y mujeres que habían cursado una misma titulación. En esta ocasión tampoco encontramos diferencias significativas, y era el factor titulación lo que explicaba la calidad de la inserción laboral.
En el año 2011, también con el apoyo del Instituto Catalán de las Mujeres, y siguiendo con la misma promoción, estudiamos si el factor género tenía impacto en la calidad de la inserción laboral a los diez años de haber obtenido la titulación. Si bien la conclusión era la misma que a los tres años, en este estudio se empezaron a detectar algunos indicadores que mostraban una tendencia sistemática favorable a los hombres, como por ejemplo en las personas que ocupaban cargos de responsabilidad o que habían ascendido. En este estudio también se detectó una cierta segregación del mercado laboral; concretamente, se encontraba una mayor presencia de las mujeres en ámbitos de actividad económica que facilitan la conciliación familiar, como el sector educativo.
No satisfechos con los resultados, porque nos sorprendía no encontrar fenómenos como la brecha salarial o el techo de cristal, nos propusimos como reto encuestar a la misma promoción a los veinte años de haberse graduado.
El informe La inserción laboral de las mujeres veinte años después de finalizar los estudios universitarios es un estudio pionero, llevado a cabo con el apoyo del Instituto Catalán de las Mujeres y del Consejo Interuniversitario de Cataluña y la colaboración de las universidades públicas catalanas, que nos ayuda a avanzar en el conocimiento sobre cómo y cuándo se producen desigualdades por género, como la brecha salarial o el techo de cristal, en el colectivo universitario.
Las conclusiones demuestran que la formación superior se convierte en un mecanismo de igualdad, ya que reduce la brecha de género en la inserción laboral.
Sin embargo, al mismo tiempo se hace patente el impacto negativo en las carreras profesionales del reparto desigual de los cuidados familiares que tiene lugar cuando las tituladas tienen hijos/as, un impacto que se evidencia en una reducción salarial o en la disminución de las posibilidades de llegar a cargos de responsabilidad.
El estudio, que ha contado con el asesoramiento del Dr. Luis Ortiz Gervasi, del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, la Dra. Mary Nash, del Departamento de Historia y Arqueología de la Universidad de Barcelona, y la Dra. Helena Troiano Gomà, del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, a quienes agradecemos su colaboración, propone un conjunto de recomendaciones finales. Estas recomendaciones van desde medidas de afirmación positiva, a fin de corregir la discriminación por razón de género, hasta medidas para cambiar los valores que soportan el poso cultural de nuestras sociedades, donde se asumen roles masculinos, tendentes a conseguir el máximo éxito en la trayectoria profesional, y roles femeninos, tendentes al cuidado de la familia.
La igualdad de género es un reto que está en la agenda pública. Y solo desde el conocimiento profundo de sus causas podremos contribuir a la formación en el seno de las familias, las escuelas, las empresas y las instituciones, y orientar las políticas públicas para que se convierta en una realidad.
Felicito a todo el equipo de AQU Catalunya por el trabajo realizado, y a ti, lector o lectora, te animo a leer el informe, a compartirlo y, desde tu posición, a ayudar a conseguir el cambio.