Abril 2016
Hablo en pasado porque, como seguramente el lector ya sabrá, con la aprobación de la Ley 15/2015, de 21 de julio, de la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Cataluña, la emisión de los informes de profesor lector pasa a ser competencia de la Comisión de Evaluación de la Investigación y, por lo tanto, la Comisión de Profesorado Lector y Profesorado Colaborador (CLiC) desaparece. Creo que así debe ser: es mucho más racional, operativo y lógico que las evaluaciones del profesorado estén todas ellas concentradas en una sola comisión. No solo se ahorrarán recursos públicos, sino que se obtendrá una visión más global, completa y progresiva de la carrera académica y profesional de nuestro profesorado.
Esto no quita, sin embargo, que me invada una cierta nostalgia. Siempre cuesta dejar una tarea de la que no tienes más que buenos recuerdos, y más si ha sido relativamente breve, como es mi caso. Mis predecesoras, Teresa García-Milà (2003-2005) y Maria Lluïsa Hernanz Carbó (2005-2014), disfrutaron de unos mandatos más largos y, con su trabajo, consolidaron una comisión esencial en el sistema universitario catalán, algo que siempre tendremos que agradecerles. Mi mandato ha sido más corto, pero suficiente para consolidar los pasos por ellas iniciados. Nada, sin embargo, habría sido posible sin la absoluta dedicación de los miembros de la Comisión, de las comisiones específicas y, muy concretamente, de sus presidentes: Mary Josephine Nash Baldwin, Josep Ferrer Riba, Jordi García Ojalvo, Antonio García de Herreros Madueño, Rosa Aligué Alemany y Ferran Casadevall Palacio, por citar solo a los actuales, pero haciendo también extensivo el agradecimiento a los presidentes a quienes sustituyeron. Que la rueda girara siempre y girara bien tampoco habría sido posible sin la eficiencia y excelente predisposición del personal de AQU Catalunya, en especial del secretario de nuestra comisión, Esteve Arboix Codina, siempre diligente en facilitar las cosas.
Implicarme a fondo en una de las comisiones fundamentales en la evaluación del profesorado catalán me ha permitido conocer con todo detalle la complejidad del proceso, pero también el rigor con el que se lleva a cabo. La CLiC se constituyó el 26 de marzo de 2003 en cumplimiento del artículo 145 de la Ley 1/2003, de 19 de febrero, de Universidades de Cataluña (LUC), y, desde entonces y hasta el momento, ha abierto 29 convocatorias con un total de 11.777 solicitudes recibidas. Hasta hoy, la CLiC ha evaluado 4.432 solicitudes de emisión de informes para profesorado colaborador, con un éxito global del 66%, y 7.345 de profesorado lector, con un éxito del 60,7%.
Dentro del conjunto de méritos que se consideran para emitir el informe de profesor lector, se valoran de forma prioritaria los méritos ligados a la experiencia investigadora, que queda patente en publicaciones científicas de calidad (aplicando los criterios propios de cada ámbito), y que en general va acompañada de contribuciones relevantes en congresos, estancias de investigación, transferencia de tecnología (en su caso) y otras actividades ligadas a la investigación. La formación académica y la experiencia docente son las otras dimensiones que se contemplan a la hora de la evaluación. En la consideración de los méritos y su importancia relativa, la CLiC ha tenido en cuenta tres elementos esenciales que establece la LUC al definir la figura de profesor lector: inicio de la carrera docente e investigadora; desvinculación de la universidad convocante durante dos años (que la CLiC entiende asociada a estancias de investigación en otras universidades o centros de investigación), y duración del contrato de lector por un período máximo de cinco años. Por lo tanto, a pesar de que la figura de profesor lector corresponde a una etapa inicial de la carrera académica, se ha potenciado que la persona solicitante dispusiera de méritos que mostraran su productividad investigadora y su potencial para desarrollar en cinco años méritos suficientes como para acceder a la categoría superior de profesor agregado. Los criterios aplicados se han adaptado a la gran diversidad de perfiles evaluados y a las características específicas de cada ámbito de conocimiento.
En definitiva, creo que la CLiC ha cumplido sus objetivos y ha hecho su trabajo. Y una última observación: me place especialmente constatar que la Comisión de Evaluación de la Investigación, la responsable a partir de ahora de evaluar este primer estadio de la trayectoria académica y profesional tan relevante para el conjunto del sistema universitario catalán, no desaprovechará la experiencia acumulada por los miembros de las distintas comisiones específicas de la CLiC. Todos ellos han sido invitados a integrarse en la nueva Comisión, aprovechando las bajas que se habían dado. Creo que ha sido una decisión acertada e inteligente.