La iniciativa universidades europeas y el caso de Charm European University
Meritxell Chaves, directora de la alianza CHARM-EU
Para quienes no conozcan la iniciativa de la Comisión Europea, les recomiendo un vídeo corto pero bastante descriptivo de sus rasgos fundamentales: European Universit ies Initiative.
El modelo de universidad europea que estamos desarrollando en CHARM European University1, diferente al de otras alianzas, consiste en una primera fase de creación de todas las piezas de este proyecto desde cero, diseñándolas específicamente para alcanzar los objetivos e impulsar la innovación: el modelo de gobernanza, el modelo curricular, las estrategias docentes, la movilidad integrada en el currículo, la inclusión, etc. La segunda fase es el test, la prueba de concepto del modelo para acabar de ajustarlo y, a partir de ahí, poder ofrecer otros programas de grado, máster y doctorado. En este apasionante proyecto —¿cuántas ocasiones hay de crear una universidad innovadora desde cero junto con cinco universidades de primer nivel de cinco países distintos?—, estamos a medio camino de alcanzar nuestro reto: implementar un máster piloto (Master in Global Challenges for Sustainability).
CHARM-EU (challenge-driven, accessible, research based, mobile), coordinada por la Universidad de Barcelona (UB), y con la participación del Trinity College de Dublín (TCD), la Universidad de Utrecht (UU), la Universidad Eötvös Loránd de Budapest (ELTE) y la Universidad de Montpellier (UM).
La puesta en marcha de este máster piloto ha sido (de hecho, está siendo) un verdadero reto (ya nos gusta que sea así: somos challenge-driven) por muchas razones, una de ellas, su verificación.
Diseñar programas realmente conjuntos, es decir, intentar conseguir un diseño académico conjunto y cumplir las legislaciones y normativas de cada uno de los países y universidades, se ha evidenciado como algo imposible. A largo plazo, la Comisión Europea y los Estados miembros deberán trabajar para ofrecer un contexto diferente si quieren que estas alianzas prosperen. A corto plazo, hemos codiseñado un proceso con las agencias de calidad (incluida la ENQA, como observadora) y con los gobiernos de los países implicados para pedir flexibilidad y ayuda para superar los obstáculos. Su recomendación era utilizar el European Approach para conseguir la verificación dentro del plazo del proyecto, y para no tener que repetir el proceso de verificación en cinco ocasiones distintas, una por cada país.
El European Approach permite realizar una única evaluación (por parte de una agencia registrada en el EQAR), siempre que participe al menos un experto de otro de los países implicados, y siguiendo un protocolo y unos apartados preestablecidos, que no incluyen el cumplimiento de las normativas nacionales, sino los estándares de calidad. Posteriormente, esta evaluación es reconocida por el resto de las agencias, y el programa pasa a ser inscrito en los correspondientes registros nacionales. Sin embargo, esta es la teoría. En la práctica, los países revisan si el programa se ajusta a las normativas nacionales. Como comentaba antes, esto es imposible. En nuestro caso, al menos dos países (entre ellos, el nuestro) están cambiando las legislaciones para flexibilizar y hacer más viables los programas interuniversitarios internacionales. En el caso de CHARM-EU hemos contado con un comité excepcional compuesto por siete expertos de diferentes disciplinas, pero también con expertos en transdiciplinariedad, estudiantes y empresarios. El objetivo de contar con expertos de todos los países nos ha ayudado a generar confianza en el proceso.
El elemento clave y más interesante ha sido el trabajo conjunto con las agencias de los cinco países, con culturas y legislaciones distintas (nos hemos llevado sorpresas de cuán diferentes pueden ser en algunos aspectos que parecen básicos). Empezamos desde una posición de cierto escepticismo, pero enseguida nos animamos con la idea de innovar también en los procedimientos. AQU Catalunya, con la colaboración de la ANECA, ha tenido un papel clave de liderazgo de las agencias. En el caso de Hungría y España, eso nos ha ayudado a impulsar un cambio en la legislación que permitiera utilizar el European Approach como sistema de verificación y de acreditación de los títulos.
Todavía estamos en el proceso, y ahora es el momento de la verdad: ver si este programa quedará inscrito oficialmente y si podemos poner en marcha el máster como prueba de concepto de nuestro modelo. En este momento, solamente 10 títulos han sido verificados por esta vía en los últimos cinco años. Será el primer título completo que sale de la iniciativa Universidades Europeas, y los ojos de otras alianzas y de la Comisión están puestos en ver si conseguimos superar las barreras que actualmente limitan los programas conjuntos. Pase lo que pase, hemos aprendido mucho en el camino.
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