Las estadísticas oficiales, que en su origen nacieron como instrumento de control de los gobiernos, han ido adaptando su papel con una visión más amplia, donde también cuentan el interés y la utilidad que la información que proporcionan tiene para la toma de decisiones de distintos colectivos. En este sentido, la encuesta de inserción laboral de los titulados y tituladas de las universidades catalanas proporciona una información relevante no solo para el sistema universitario en su conjunto, sino también para las propias universidades, el estudiantado, las empresas e instituciones y para la sociedad en general, dado el papel que desempeña la educación.
Desde un punto de vista metodológico, la edición de 2023 ha supuesto una mejora importante en la tasa de respuesta, que se ha traducido en un incremento sustancial del número de estratos que cumplen criterios de representatividad de los resultados, no solo en relación con los estudios de grado, sino también con los de máster. Todo esto ha sido consecuencia, entre otros factores, de un cambio en el trabajo de campo que no afecta a la calidad de la información recogida.
Los resultados del estudio nos permiten constatar aspectos ya conocidos pero importantes que no deben olvidarse, como que una mejor formación facilita la inserción laboral y una retribución más alta. Eso también se ha traducido, en el contexto del mercado de trabajo actual, en tasas de casi pleno empleo, aunque se siguen dando algunos desajustes entre las funciones que desarrollan las personas tituladas y la titulación que han cursado.
La formación universitaria tiene que permitir a los titulados y tituladas adaptarse a los cambios que, de forma cada vez más acelerada, se producen en nuestra sociedad
Para las universidades y la sociedad, es importante conocer el grado de satisfacción de los titulados y tituladas con sus titulaciones, ya que se trata de un indicador significativo de la calidad del servicio que se ofrece, aunque no es el único. Cabe destacar tres resultados del estudio. En primer lugar, la proporción de personas tituladas que repetirían sus estudios aumenta con el nivel de la titulación universitaria, aunque las diferencias entre los másteres y los grados son poco significativas. Eso puede ser consecuencia de la especificidad de muchos grados (quizás más de lo necesario) y del panorama, todavía difuso, entre el grado y el máster, donde conviven programas que son la continuación natural de los grados con programas orientados a un público más profesional. En segundo lugar, la significativa importancia de la insatisfacción en lo que atañe al diseño o la calidad de la titulación como motivo para no repetir los estudios. Y, por último, el mapa de los déficits de las titulaciones frente a las necesidades laborales, entre los que destacan aquellos que hacen referencia a la competencia lingüística (en inglés, particularmente) y a la expresión.
Este último aspecto nos debe hacer reflexionar sobre dónde se debe actuar dentro del panorama educativo (¿la universidad?) para mejorar estas competencias y, al mismo tiempo, no debe hacernos perder de vista que la formación universitaria no tiene que atender únicamente a las necesidades laborales inmediatas y a corto plazo, sino que tiene que permitir a los titulados y tituladas hacer frente, y adaptarse, a los cambios que, de forma cada vez más acelerada, se producen en nuestra sociedad y en el mundo laboral.