En el último año se ha ido avanzando hacia el título europeo. En septiembre de 2023 se celebró en Barcelona el Foro de Alianzas Universitarias Europeas. El 27 de marzo de 2024, la Comisión Europea publicó la Recomendación del Consejo relativa a un sistema europeo de aseguramiento de la calidad y de reconocimiento en la educación superior. En abril del mismo año, en una jornada en Bruselas sobre el documento Blueprint for a European degree, se presentaron los resultados de los proyectos piloto de Erasmus+ sobre el título europeo y las posibles figuras jurídicas a las que podrían acogerse las alianzas de instituciones de educación superior que promovieran estas titulaciones. A estas tres referencias hay que añadir la Conferencia de Ministros del Espacio Europeo de Educación Superior, que tuvo lugar en Tirana en el mes de mayo. Uno de los compromisos que asumieron los países fue la "Visión del EEES para el año 2030: hacer del EEES un espacio inclusivo, innovador e interconectado".
2030 parece el horizonte escogido para desplegar el título europeo. El pasado mes de julio fue reelegida Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea: el título conjunto europeo sigue en la agenda política. En efecto, el programa de directrices políticas de la nueva Comisión Europea (2024-2029) incluye el compromiso de seguir trabajando por un European degree (grado europeo) y para facilitar aún más el reconocimiento entre países de la formación recibida por el estudiantado. Este hecho va ligado, sin duda, a la importancia de reforzar las alianzas universitarias europeas. Ahora tenemos mecanismos para desplegar títulos conjuntos y el reto es avanzar hacia títulos europeos que simplifiquen el proceso y que no queden condicionados o encorsetados por las legislaciones nacionales de los países.
La Comisión Europea ya ha informado de que el proceso exige, en primer lugar, desplegar el sello europeo (2025-2027) y, posteriormente, realizar una propuesta de titulación europea que se pueda consolidar en el horizonte 2028-2030. Este proceso irá acompañado de diferentes acciones de apoyo.
Ahora tenemos mecanismos para desplegar títulos conjuntos y el reto es avanzar hacia títulos europeos que simplifiquen el proceso y que no queden condicionados o encorsetados por las legislaciones nacionales de los países.
Para las agencias de aseguramiento de la calidad, la Recomendación de 27 de marzo de 2024 presenta una propuesta de criterios para el sello y la titulación europeos organizada en tres bloques: a) organización y gestión de los programas transnacionales, b) experiencia de aprendizaje y c) valores europeos. El primer bloque incluye los mecanismos de aseguramiento de la calidad y mantiene el hecho de que la evaluación se realice siguiendo el ya vigente European Approach for Quality Assurance of Joint Programmes. Una metodología que ha generado problemas por su encaje en las normativas de los distintos países, pero que en el caso de España, a partir del Real Decreto 822/2021, tiene una operatividad francamente buena. Habrá que ver cómo se enfoca esta evaluación que añade al mencionado European Approach un amplio conjunto de criterios para reforzar esta dimensión europea del título.
Es evidente que este tipo de iniciativas no serán de despliegue masivo, pero lo que seguro que es conveniente es seguir el tema y su evolución. Al final del proceso, por muchas y muy diversas razones, una gran mayoría de las universidades trabajarán para participar en alguna iniciativa de alianza europea y querrán ofrecer alguna titulación europea.
Las alianzas europeas universitarias —en Cataluña participamos en siete (sobre un total de 51)— han sido una pieza clave en este camino hacia un título europeo. El pasado mes de mayo, el Consejo Interuniversitario de Cataluña organizó una jornada de trabajo sobre la gestión de los másteres Erasmus Mundus y las acreditaciones de titulaciones universitarias internacionales, que permitió hacer un balance de la situación actual del tema en nuestro sistema universitario partir de las experiencias de Erasmus Mundus y de alianzas europeas. Desde mi punto de vista, la jornada evidenció que, en este ámbito, existe un nivel de experiencia muy destacable en nuestro sistema universitario. Una experiencia que debe servir, por lo que respecta a nuestra participación en los futuros títulos europeos, para situarnos con altas probabilidades de éxito en el horizonte 2030.