El cambio acelerado hacia el aprendizaje virtual en el ámbito STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) ha abierto nuevas oportunidades de flexibilidad e innovación, pero también ha planteado importantes retos: menor interacción social, necesidad de un aprendizaje más autónomo y nuevas formas de evaluar la docencia y los resultados de aprendizaje de los estudiantes. Sin duda, esta es hoy una de las grandes cuestiones del sistema de educación superior: ¿cómo podemos medir la calidad de una actividad tan compleja como la enseñanza y, sobre todo, el aprendizaje en entornos virtuales?
Para dar respuesta a este reto, el proyecto REMOTE (Assessing and evaluating remote learning practices in STEM) ha desarrollado una investigación empírica de amplio alcance que combina diferentes metodologías: una encuesta a gran escala entre profesorado y estudiantes de distintas universidades europeas, estudios de caso y más de 50 entrevistas en profundidad con expertos internacionales en evaluación docente y políticas universitarias. Esta aproximación ha permitido identificar buenas prácticas, retos compartidos y oportunidades de mejora en los actuales sistemas de evaluación de la docencia universitaria.
El objetivo final no es solo el de mejorar la evaluación de los estudiantes, sino mejorar, sobre todo, la calidad de la docencia que se les ofrece, ya que evaluar mejor significa enseñar mejor y, por tanto, aprender mejor
De todos los resultados obtenidos, quisiera destacar principalmente la guía de evaluación docente del proyecto REMOTE Guidelines for remote assessment in STEM, un documento de referencia que propone un marco de indicadores y recomendaciones para medir la evaluación de la enseñanza virtual desde una perspectiva integral. Esta guía ofrece orientaciones concretas para ayudar tanto a las agencias externas de evaluación como, sobre todo, a las propias universidades a definir los criterios y dimensiones más adecuados para mejorar los procesos de evaluación en entornos virtuales. En mi opinión, sin duda, el principal beneficio de este documento será para las universidades y, obviamente, para los estudiantes, ya que, aunque las instituciones no tengan ninguna voluntad de evaluarse respecto a esos criterios, les servirá como referente para determinar qué aspectos, indicadores y evidencias deben tener en cuenta en cada uno de sus proyectos: políticas para la enseñanza virtual, transparencia e integridad, apoyo a los estudiantes, accesibilidad y equidad en el acceso a la tecnología, gestión de la información, etc. Será importante no olvidar ningún aspecto o, al menos, ser conscientes de las carencias que cada proyecto pueda tener.
Este documento, elaborado con el apoyo de tres agencias externas de evaluación (AQU Catalunya; ANVUR, de Italia, y A3ES, de Portugal), estarán disponibles públicamente para todas las instituciones interesadas; y, además, gracias al apoyo de ENQA, esperamos que se convierta en un referente para todo el Espacio Europeo de Educación Superior.
El objetivo final no es solo el de mejorar la evaluación de los estudiantes, sino mejorar, sobre todo, la calidad de la docencia que se les ofrece, ya que evaluar mejor significa enseñar mejor y, por tanto, aprender mejor.
Más información actualizada sobre el proyecto en esta web.