Publicación bimensual de AQU Catalunya

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Marzo 2009

Uno de los actuales debates sobre la universidad es el rol que desempeñan los estudiantes en los procesos de toma de decisiones, así como en los mecanismos para el aseguramiento de la calidad. En este sentido, surgen voces discordantes en cuanto a la función que debe desarrollar este colectivo, cuáles deben ser sus responsabilidades y qué papel se les asigna.

Ya el comunicado de Berlín (2003), y más adelante el de Bergen (2005) ponen de manifiesto la necesidad "real" de potenciar la participación de los estudiantes en el ámbito de la organización y la gestión universitaria con el fin de contribuir a la mejora de la calidad. AQU Catalunya dio un paso importante ya en el 2005 planteando la primera edición del curso "Gestión y evaluación de la calidad", cuyo objetivo era dotar a los estudiantes de las competencias necesarias para participar en comités de evaluación. Posteriormente se harían más ediciones, así como nuevos cursos vinculados a la participación estudiantil en el diseño de los planes de estudio.

Iniciativas como estas son positivas en cuanto a que permiten a los estudiantes aproximarse a la estructura universitaria y a los mecanismos de gestión que esta plantea, facilitando la socialización en el sí de los comités, comisiones o juntas en las que participarán como representantes de su colectivo. Ahora bien, hay que entender también que la participación de los estudiantes no se produce tan solo al formar parte de una comisión, o de un comité, sino que las universidades deben articular mecanismos para garantizar también la participación efectiva del resto de colectivo estudiantil. En este caso, AQU parece haber resuelto este aspecto incorporando en los procesos de evaluación que pone en marcha espacios para la reflexión de los estudiantes sobre los tópicos que trate la evaluación que se lleva a cabo.

En nuestro caso, la participación en comités para la evaluación de servicios bibliotecarios, titulaciones universitarias así como los grados vinculados al plan piloto de adaptación al Espacio europeo de educación superior, y en la comisión para el diseño del Grado en Pedagogía nos ha permitido tener una visión transversal de lo que es, o puede ser, el rol de los estudiantes en el aseguramiento de la calidad universitaria.

Por un lado, la participación en comités para la evaluación de servicios bibliotecarios nos ha permitido observar la posibilidad real de influir desde nuestra posición en relación con la carta de servicios que los recursos universitarios ofrecen. También en el caso de la participación en la evaluación de titulaciones podemos constatar que la opinión de los estudiantes se tiene en cuenta en el momento de asignar valor a los distintos indicadores.

Por otro lado, creemos que formar parte como estudiantes de los comités garantiza que las opiniones manifestadas por los estudiantes durante los procesos de evaluación sean tenidas en cuenta, para conseguir así una participación "real" y "efectiva" de los mismos. Porque las opiniones o los posibles problemas que los estudiantes manifiestan han sido, también, en nuestra trayectoria académica, nuestros problemas, y esta capacidad de empatía y conexión que se establece es clave para poder diseñar propuestas que tengan un impacto real en el sí de los estudios universitarios o, a su vez, de los servicios objeto de evaluación.

De todas formas, si bien es cierto que tan solo un estudiante forma parte del comité de evaluación, también lo es el hecho de que cualquier estudiante es libre de participar en las sesiones abiertas que se organizan para contrastar las informaciones proporcionadas por las universidades en los informes que elaboran previa constitución de la comisión de evaluación externa.

Ahora bien, como estudiantes que hemos participado en procesos de evaluación, somos conocedores de la desconfianza que genera en algunos colectivos de estudiantes nuestra representatividad en las comisiones de evaluación, ya que es cierto que la elección de la participación de los estudiantes en los comités se ha regido por la realización del curso ofrecido por AQU y no por principios "democráticos". Consideramos que habría que difundir cuál es la tarea que, como estudiantes, llevamos a cabo en el sí de los comités, así como informar y dar a conocer la posibilidad real que tienen los estudiantes de hacer llegar su voz y su opinión a través de las sesiones abiertas que se organizan en los procesos de evaluación. También es cierto que, en las evaluaciones en las que hemos participado, su asistencia a las sesiones abiertas ha sido en algunos casos simbólica. Los factores causales que expliquen la baja participación de los estudiantes en los procesos de evaluación que se organizan pueden ser múltiples y diversos, y analizarlos sobrepasa el objetivo de este escrito, pero sí que queremos poner de manifiesto la necesidad de difusión de las posibilidades que tienen, que tenemos, de expresar, opinar y, en última instancia, contribuir a la articulación de propuestas de mejora de la enseñanza universitaria a través de los canales de participación que se nos brindan.

Nos hallamos inmersos en un contexto de importantes cambios en el que los estudiantes desempeñamos un rol destacado, de modo que no podemos dejar escapar las diversas oportunidades que se nos ofrecen para hacer oír nuestra voz. Y es que la participación activa de todos los agentes implicados en estos procesos es la clave para su implementación.

Por ello no podemos acabar este escrito sin agradecer a AQU Catalunya la posibilidad que, como estudiantes, nos ha brindado para participar en procesos de evaluación, tanto interna como externa, de distintos servicios y titulaciones universitarias. Consideramos que los pasos realizados hasta ahora son importantes, pero también creemos que hay que seguir trabajando para conseguir que la participación estudiantil no se convierta únicamente en una actividad vinculada a la evaluación. Es necesario que las universidades también planteen propuestas para garantizar la participación real y efectiva de los estudiantes en su gestión diaria como mecanismo para garantizar políticas de equidad reales y avanzar día a día en el largo camino hacia el aseguramiento de la calidad.