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El seguimiento experimental de la calidad de las nuevas enseñanzas oficiales en Catalunya: una oportunidad para la innovación en la garantía de la calidad

Josep Grifoll Saurí - Director técnico del Área de Evaluación de la Calidad

El hecho de que los estados sigan manteniendo las competencias en educación, en todos sus niveles, ha rebajado, probablemente, el uso de discurso ideológico explícito asociado al proceso de convergencia en materia de enseñanza superior. Sin embargo, no debe olvidarse que este nuevo espacio europeo que se forma, no sólo en el ámbito de la Unión Europea sino a escala continental, lleva asociados dos elementos con fuerte carga política.

El primero se refiere a la voluntad inequívoca de superar los obstáculos a la movilidad, tanto académica como de profesionales formados en las universidades europeas. Esta movilidad, que sin duda deberá contar con el apoyo de recursos públicos, requiere, en contraprestación, un aumento significativo en la transparencia informativa relacionada con los procesos de formación. Deben establecerse, pues, mecanismos que atiendan a los intereses de los diferentes usuarios, que ahora se mueven en un entorno internacional más complejo. Nos referimos a estudiantes matriculados, estudiantes potenciales, sean catalanes o procedentes de otros territorios, profesores, empleadores, etc. Así, uno de los principios básicos asociados a los estándares europeos (ESG) destaca la necesidad de que las instituciones de enseñanza superior sean capaces de demostrar su calidad en su país y en el extranjero.

Sin decirlo explícitamente, esta transparencia nos conduce a la mejora de la calidad a través de una mayor competencia entre instituciones. En otras palabras, los estudiantes, los profesores, los investigadores, o los empleadores, sabrán con más detalle, y de acuerdo con sus preferencias, cuáles son las mejores instituciones nacionales y europeas para cursar determinados estudios o para realizar investigación.

Sin embargo, este requisito de transparencia agrega nuevas oportunidades para la mejora y la internacionalización de las universidades, que podrán observar con más facilidad el trabajo (especialmente de buenas prácticas) que llevan a cabo otras universidades.

Se crean, de esta manera, espacios para el desarrollo de acciones de benchmarking internacional y, obviamente, se abren caminos más amplios con la finalidad de que propuestas innovadoras y avanzadas, provengan de universidades con más o menos tradición, tengan sólidas expectativas de obtener más reconocimiento internacional de su calidad, que complemente y vaya más allá de la oficialidad estatal. Es importante tener en cuenta la existencia de una red de agencias, registradas en el ámbito europeo, que evalúen externamente la calidad de las universidades, lo cual contribuye a generar confianza sobre los niveles de calidad a escala internacional.

Paralelamente a este valor de la transparencia que fomenta vías hacia la mejora permanente de la calidad, hay una segunda intención europea asociada al proceso de convergencia que resulta tan interesante o incluso más: la promoción de la autonomía y la capacidad de decisión de las propias instituciones de enseñanza superior. Este objetivo considera las universidades como centros estratégicos europeos, tanto para el desarrollo científico en general como para el progreso socioeconómico del entorno geográfico más próximo.

Esta vía de autonomía se ve subrayada por otro principio básico de los estándares europeos, que sitúa en las universidades la principal responsabilidad en la garantía de la calidad, y lógicamente ello se traduce en una mayor capacidad de planificación y diseño de los programas. Aunque también recomienda encarecidamente que esta responsabilidad se enriquezca mediante un contacto bien articulado con los estudiantes, con los sectores socioeconómicos y con otros agentes interesados en el buen funcionamiento de las universidades. Hay otros dos principios básicos de los ESG que apuntan a la importancia del contexto, sea geográfico o académico. El primero nos dice que debe salvaguardarse el interés de la sociedad en la calidad y los estándares de la educación superior, y el segundo, que debe desarrollarse y mejorar la calidad de los programas académicos para los estudiantes y otros beneficiarios de la educación superior en todo el EEES.

Por otra parte, la conexión de la universidad con el entorno social más inmediato promueve la diversidad en la oferta formativa. De hecho, aquí podemos citar otro de los principios básicos de los ESG, que recomienda que los procesos de garantía de la calidad no tienen que ahogar ni la innovación ni la diversidad.

La regulación sobre calidad de los programas de formación en el Estado español que se adapta al EEES (Espacio europeo de educación superior) otorga a las universidades una ganancia importante en la capacidad de diseñar nuevos programas de formación y, así, rebaja notablemente el alcance de las estructuras programáticas preestablecidas por las diferentes enseñanzas oficiales. La contrapartida ha sido el establecimiento de procesos de garantía de la calidad más intensos, tanto en el momento previo a la aprobación de una nueva enseñanza oficial, como en el seguimiento periódico de ésta, para comprobar el cumplimiento del compromiso inicial fijado por la universidad respecto a la calidad de sus programas.

Con estos referentes, ¿qué es lo que plantea AQU Catalunya respecto al seguimiento de la calidad de las enseñanzas oficiales una vez ya implantadas?

a) En primer lugar, dar respuesta a los requerimientos legales que fija la autoridad competente en materia de garantía de la calidad para las enseñanzas oficiales en la fase de seguimiento previa a la acreditación.

b) Facilitar, también, las acreditaciones de las enseñanzas oficiales en el momento en el que sean solicitadas.

c) Pero especialmente mejorar notablemente la información que reciben los usuarios, con especial atención a los estudiantes efectivos y potenciales, sobre la calidad de las enseñanzas oficiales, y de forma especial sobre contenidos y articulación de los programas de formación.

d) Articular, a la vez, un sistema más ágil de garantía de la calidad de las enseñanzas oficiales, que descanse en la transparencia informativa y en la posibilidad de reforzar los mecanismos de autorregulación.

e) Y por último, pero no por ello menos importante, generar mecanismos externos que, con la cooperación de las universidades, refuercen el reconocimiento de la calidad de las enseñanzas que se ofrecen en las universidades catalanas.

Descritos los objetivos, se interpreta que el desarrollo adecuado de los apartados c), d) y e) nos debería permitir la innovación pretendida en materia de garantía de la calidad y hacer efectivos, a la vez, los objetivos a) y b).

Este mes de junio de 2009, las universidades catalanas junto con AQU Catalunya han iniciado el estudio experimental sobre los objetivos anteriores, que se aplicará a enseñanzas de grado y de máster. En principio, cada universidad participa con un grado y un máster.

Este estudio parte de la existencia de tres elementos fundamentales de información pública asociados al seguimiento de las enseñanzas oficiales:

  • En primer lugar, hay una necesidad de disponer públicamente tanto de una declaración clara de los objetivos esperados (learning outcomes) asociados a cada enseñanza, como de los recursos y el despliegue docente del programa de grado o de máster que los hace posibles.
  • Así mismo, deben difundirse los valores de un determinado grupo de indicadores referentes al funcionamiento del programa.
  • Finalmente, se pide que las universidades expliciten la valoración que hacen del funcionamiento de cada enseñanza, utilizando los datos ofrecidos por el sistema interno de garantía de la calidad (SIGC).

Teniendo en cuenta esta necesidad de transparencia y uso de los sistemas internos de garantía de la calidad, este estudio experimental busca la respuesta a las siguientes cuestiones:

  • ¿Cuál es el formato recomendable para los anteriores paquetes de información pública?
  • ¿Qué mecanismos establece la universidad para construirlos con garantías?
  • ¿Cómo los evalúan los órganos de garantía externa de la calidad, en este caso AQU Catalunya, para dar respuesta tanto a los requisitos normativos como de fomento de la mejora de la calidad?

Una cuestión añadida para más adelante nos llevaría a considerar cómo esta información pública a disposición de los diferentes usuarios puede aligerar los procesos externos de garantía de la calidad y avanzar hacia fórmulas más completas de autorregulación.

Desde la perspectiva de los estudiantes, de las familias, o de los empleadores, los contenidos que ofrece el programa y los objetivos esperados (competencias personales y profesionales) que otorga una titulación se sitúan como principal foco de interés, seguramente muy por encima de los valores de los indicadores. Promover que este tipo de información, junto con otros elementos que contribuyen a definir la calidad de la oferta docente (como la pertinencia del profesorado y sus métodos docentes, por poner dos ejemplos), tenga carácter público, especialmente a través de las páginas web de las universidades, debería convertirse en el eje central del proceso de seguimiento. Es necesario, por lo tanto, superar el sistema de simples listados de asignaturas con los créditos asociados que actualmente figuran en muchas páginas web universitarias como información sobre las enseñanzas.

En esta acción tienen un papel relevante los responsables del gobierno de la universidad, con la finalidad de coordinar la acción y generar herramientas de implementación, los responsables de centro y de enseñanza, que deben favorecer el despliegue de la acción, y los profesores implicados, que deben poder elaborar los descriptores de sus acciones docentes en un marco bien definido. La elaboración de la información en este punto puede hacerse a partir de los contenidos que figuran en la propuesta presentada para ser verificada, y sólo requeriría un tratamiento adecuado para ser publicada en la web de la universidad. Lógicamente el sistema tiene que ser ágil para procesar las modificaciones que se presenten. Ciertamente hay un esfuerzo inicial destacado, pero, una vez en marcha, el mantenimiento del sistema es de fácil gestión, si los procedimientos y los sistemas de gestión y tratamiento de la información operan como es debido. Una idea básica es evitar que este nuevo entramado informativo genere un exceso de "papeleo"; de hecho, si queremos informar al estudiante a través de un entorno virtual lo que hace falta es explicarse de manera precisa y concisa, y por encima de todo respondiendo a sus necesidades informativas.

La segunda pieza del proceso de seguimiento considera una serie de indicadores cuantitativos de resultados, que incluyen también la cuestión de la satisfacción de los usuarios. La publicidad de los valores referidos a estos indicadores es delicada. No descubrimos nada nuevo si ponemos de manifiesto la existencia de cierta desconfianza sobre esta política. Encontramos distintos argumentos, desde la existencia de enseñanzas que presentan un contexto de partida más favorable que otros y por lo tanto mejores expectativas de resultados, hasta un cierto temor a que la presión sistémica ponga el acento en la obtención de valores numéricos más favorables a cambio de restar exigencias académicas, por ejemplo. A pesar de existir estos y otros argumentos, lo más natural es que el sistema, después de algunos ajustes a corto plazo, acabe adoptando, de una manera positiva, la publicidad de los valores cuantitativos, que en el caso de ser positivos pueden contribuir a reforzar el reconocimiento externo del programa, y en el caso de ser desfavorables pueden desencadenar procesos de revisión pautada que promuevan cambios y favorezcan la mejora.

Aunque los estudiantes y otros grupos de interés pueden seguir el comportamiento de estos indicadores, lo más probable es que sean los gabinetes centrales de las universidades, el Gobierno y AQU Catalunya los que observen los valores de los indicadores, tanto para la defensa de objetivos globales de la universidad como de las expectativas de los grupos de interés que se vinculan a ella. Son estos órganos los que tienen que interpretar los indicadores y traducirlos adecuadamente para facilitar la toma de decisiones de los diferentes agentes.

Una primera respuesta neutra al requerimiento del sistema de seguimiento sería la disposición de un enlace de datos entre el web de cada enseñanza y el sistema UNEIX.

De hecho, esta política podría responder a la directriz que se establece en el estándar europeo en materia de información pública y que indica que la información tiene que ser precisa, imparcial, objetiva y fácilmente accesible y no debe ser utilizada solamente como promoción de la institución. Además, la institución tiene que verificar si cumple sus expectativas en lo relativo a imparcialidad y objetividad.

Alternativamente la universidad puede elaborar una información más activa que, en el ámbito del programa, explique el comportamiento de los indicadores. Esta vía mejora la accesibilidad a la información, y facilita a los usuarios la interpretación de los valores. Pero esta alternativa tiene que estar sometida a criterios de objetividad e imparcialidad estrictos, aunque los estándares admitan la posibilidad que tiene la institución de utilizar los datos para su promoción.

Desde un punto de vista metodológico, uno de los retos del proceso de seguimiento será el de recoger los grados de satisfacción respecto a las enseñanzas, en particular de los que experimentan los estudiantes. Podría ser interesante articular un mecanismo transversal parecido al que se ha utilizado para recoger datos sobre la inserción laboral de los graduados, que, por cierto, es uno de los indicadores más solicitados por los estudiantes que quieren cursar unos estudios.

Finalmente está la cuestión de la elaboración de los informes de seguimiento. Algunas universidades han pedido que se estructure un formato para su elaboración. Si bien es importante disponer de formatos útiles, lo substancial es que la universidad disponga de herramientas adecuadas tanto para la documentación de inconsistencias que pueda haber en su oferta, como para la toma de decisiones de carácter interno.

Puesto que las enseñanzas cuentan con el sello de la oficialidad como garantía de su calidad, es imprescindible que estos informes de seguimiento puedan estar a la vista de las agencias, en este caso de AQU Catalunya, que representan los intereses de la sociedad, pero que también pueden ofrecer acciones de acompañamiento a la superación de las debilidades detectadas.

Citamos, finalmente, una interesante recomendación de los estándares europeos referida a los mecanismos externos de garantía de la calidad que nos dice que siempre que sea posible, deben aprovecharse los resultados de las actividades de aseguramiento interno de las instituciones. Es aquí donde AQU Catalunya debería promover el adecuado funcionamiento de los sistemas internos de garantía de la calidad (SIGC) y de sus productos, como por ejemplo los informes de seguimiento.

Desde otra perspectiva todavía inexplorada, los informes de seguimiento podrían dar apoyo al reconocimiento externo, aún pendiente, de aquellos casos en los que hay una superación notable de los estándares de calidad.

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