Publicación bimestral de AQU Catalunya

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Marzo 2011

La cooperación internacional, el benchmarking y el intercambio de experiencias entre las agencias europeas de garantía de la calidad están a la orden del día, por lo que a veces es fácil olvidar las diferencias que existen entre estas instituciones. Tanto una agencia de garantía de la calidad como los métodos de evaluación que utiliza son, en mi opinión, producto del sistema nacional de educación superior en el que se inscriben.

La Agencia Finlandesa de Evaluación de la Educación Superior (FINHEEC), por ejemplo, ha optado por un modelo de evaluación orientado a la mejora de los procesos de garantía de la calidad y por su necesario respeto a la autonomía universitaria, cuestión profundamente arraigada en el sistema de educación superior finlandés. No todos los métodos de evaluación son compatibles con todos los sistemas de educación superior. Aun careciendo de la experiencia necesaria, la intuición me dice que sería absolutamente inaceptable evaluar una universidad prestigiosa en investigación y entrometerse en el rol que un eminente profesor desempeña en las actividades de garantía de la calidad. Además, imponer un estricto modelo de acreditación en una universidad finlandesa podría conducir al desastre. Esto no quiere decir que la introducción de métodos externos de evaluación no sea útil; sacudiendo ligeramente las convenciones de evaluación de un país, incluso podrían lograrse avances significativos.

Las evaluaciones internacionales, sin embargo, conllevan un cierto riesgo. A menudo, los expertos que forman parte de un comité de evaluación no conocen a la persona que coordina la evaluación, de manera que es más difícil recoger información tácita sobre el rendimiento de los miembros del comité en anteriores evaluaciones. Lo que es evidente en todas las evaluaciones internacionales, incluidas las evaluaciones externas de las agencias, es que se produce un choque de culturas evaluativas. La gravedad de este conflicto depende en gran medida de la experiencia y el conocimiento previos que los miembros del comité de evaluación tengan del sistema de educación superior del país en el que realizan la evaluación. El choque puede ser casi inexistente cuando el grupo de expertos está familiarizado con dicho sistema. Pero entonces la probabilidad de nuevos avances, ideas o perspectivas, fruto del proceso de evaluación, tal vez sea menor.

¿Cómo se presenta este choque cultural? A pesar de la fuerte y creciente internacionalización de la garantía de la calidad en Europa, la mayor parte de la actual actividad de evaluación se sigue produciendo a escala nacional, desarrollada por las agencias nacionales, con expertos de instituciones de educación superior nacionales. Por lo tanto, la internacionalización se da a un nivel poco profundo, de intercambio de experiencias. Asesores, jefes de proyecto y técnicos de calidad de las agencias pueden asistir a alguna conferencia internacional un par de veces al año para encontrarse con sus colegas extranjeros, pero en contadas ocasiones tienen la oportunidad de coordinar una evaluación internacional, y difícilmente participan de forma directa en una evaluación en otro país.

La evaluación externa es una de esas raras ocasiones en las que realmente llegamos a experimentar de primera mano la evaluación en otro país. Por lo tanto, debemos prepararnos para conversaciones, entrevistas y debates distintos a los que estamos acostumbrados. Es posible que los miembros del comité de evaluación sean más "difíciles" de lo que cabría esperar, interrumpan a sus colegas en mitad de la frase e interroguen de forma imprevista; o, por el contrario, opten por hacer más llevadera la situación, sin apenas mencionar los problemas y deficiencias que puedan detectar durante la evaluación. Tanto las agencias de calidad como los comités de evaluación deben ser comprensivos con las diferencias culturales. Las evaluaciones externas son, la mayor parte de las veces, cuestiones sensibles y no podemos estar seguros de cómo nuestro interlocutor interpretará nuestras palabras, preguntas o respuestas. Sin embargo, estas evaluaciones nos ofrecen una extraordinaria oportunidad para escuchar distintos puntos de vista sobre problemas conocidos, así como ideas que, de otro modo, ni se nos pasarían por la cabeza, por mucho empeño que pusiéramos en ello.