Lluís Forcadell Díez
Coordinador del CEUCAT (Consejo del Estudiantado de las Universidades Catalanas) y miembro del Consejo de Gobierno de AQU Catalunya
Facultad de Geografía e Historia, Universitat de Barcelona. Lunes, 8.30 de la mañana. Café antes de entrar en la biblioteca. Enero es el mes de los exámenes traidores, aquellos que te pillan todavía con los turrones en una mano y la copita de cava en la otra. Enero es un mes que no le gusta a nadie.
Resoplo mientras bebo el último sorbo del café y me dispongo a entrar en la biblioteca, cuando leo una pancarta de la Asamblea de la Facultad que dice, en letras mayúsculas, muy grandes y de color rojo: "Aprobar no es aprender". Es leerla y sonreír. ¿Cuántas veces debo de haber tenido con los compañeros y compañeras de clase aquel debate de "no sé para qué estudio tanto, si una semana después del examen lo habré olvidado todo"? ¿Cuántas veces debo de haber escuchado a los egresados decir "esto no te servirá de nada cuando empieces a trabajar"? Es indiferente el grado o máster que curses, la sensación aquella de que "en la universidad no se aprende" es común entre todo el estudiantado, aunque es cierto que hay ámbitos del conocimiento donde está más extendida.