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Julio 2018

OPINIÓN

La acreditación institucional: un paso relevante en la buena dirección

Jordi Riera i Romaní - Vicerrector de Política Académica y Adjunto al Rector de la Universidad Ramon Llull

El Real Decreto 420/2015, de 29 de mayo, de creación, reconocimiento, autorización y acreditación de universidades y centros universitarios, introdujo la figura de la acreditación institucional de centros de universidades públicas y privadas como alternativa al modelo de acreditación de títulos universitarios oficiales regulado en el Real Decreto 1393/2007.

Tomando como base este nuevo Real Decreto, finalmente, el pasado 13 de marzo de 2018, se publicó la Resolución de 7 de marzo de la Secretaría General de Universidades, por la cual se dictan las instrucciones sobre el procedimiento de solicitud de la mencionada nueva “acreditación Institucional” de centros de universidades públicas y privadas, con todos los beneficios que esta comporta una vez alcanzada. Pero no me quiero entretener aquí a hablar de los beneficios, que son públicos y notorios si se lee el marco de ley, sino que querría compartir una reflexión general vinculada.

Tras once años de formalización y construcción de un auténtico nuevo Espacio europeo de educación superior (EEES), que ha puesto el foco en la transparencia y el rendimiento de cuentas a la sociedad del sistema universitario europeo, la transferibilidad y el reconocimiento entre países de las consecuciones de los aprendizajes universitarios en base a competencias, y la firme y decidida implantación general de políticas de calidad académica-docente de carácter ex ante, durante y ex post, creo que hemos llegado a un momento importante y trascendente de este proceso.

Ciertamente creo que estamos ante la primera gran oportunidad relevante, después de todos estos años, para ir reduciendo el impacto que ha podido tener la excesiva burocratización de la “calidad” y su tecnocracia guiada, emergida en torno de todos estos procesos técnico-formales a menudo demasiado rodeados de acrónimos —como el famoso VSMA- los cuales han provocado recelos o sufrimientos en muchas ocasiones a una gran mayoría de grupos de interés. Estoy convencido de que ni las agencias de calidad, como AQU Catalunya, ni el conjunto de unidades de calidad de las universidades catalanas ni de los vice-rectorados competentes en la materia, han querido alejarse durante este recorrido del deseo de implantación de una auténtica cultura de la calidad de arraigo profundo, efectivo, sostenible y no meramente tecnocrático, a pesar de que en algunos momentos haya podido parecer todo lo contrario.

Así, es ahora cuando , si somos capaces de situar estas políticas y acciones de seguimiento y mejora de la calidad lo más cerca posible del lugar donde “pasan las cosas”, es decir, de los centros universitarios y de su cotidianidad más real y efectiva, las directrices y los procesos vinculados de seguimiento de la calidad académica-docente del centro pueden devenir cada día menos complicados y más útiles, como resultado de una mayor autenticidad de todo el sistema, buscando en la autonomía universitaria y la responsabilización plena de las universidades un mayor despliegue de la cultura de la calidad y sus valores, y no el mero mantenimiento de estructuras de seguimiento o acreditación de la calidad alimentadas demasiado a menudo por las desconfianzas interinstitucionales o el paternalismo jerárquico-administracional de los procesos.

Poder optar por fin a la acreditación institucional, en un momento en el que los centros universitarios ya pueden demostrar un cierto bagaje interno más cultural que tecnocrático, con la mayoría de sus títulos oficiales ya acreditados y con un “sistema de garantía interna de la calidad” de centro bastante estable, real y efectivo capaz de cerrar círculos, es y será una de las mejores noticias que nos podíamos dar .En nuestro caso, la Facultad de Educación Social y Trabajo Social-Pere Tarrés ya ha alcanzado este hito —es el primer centro acreditado de Cataluña- y estamos en disposición plena de seguir acreditándonos centro a centro, paso a paso, hacia este nuevo estadio más esperanzador y sostenible para todos los implicados.

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