En el informe de 2021, La inserción laboral de las mujeres veinte años después de finalizar los estudios universitarios, ha colaborado un grupo interdisciplinario de especialistas que ha contribuido a un enriquecimiento de perspectivas. Como historiadora, me interesa destacar que ahora contamos con un importante repertorio con perspectiva histórica que deja ver cambios y continuidades en una trayectoria laboral de más larga duración. Además, pone en valor el sentido del factor de una edad que puede implicar la maternidad/paternidad y el cuidado de niños y niñas como elemento explicativo de las diferencias en las trayectorias laborales de las mujeres y los hombres.
Un resultado muy positivo del estudio es la constatación de que el acceso de las mujeres a las titulaciones universitarias ha sido un camino claro para mejorar las condiciones de igualdad en la inserción laboral.
Por lo tanto, la inversión continua en capital educativo es una apuesta necesaria para fortalecer la igualdad de oportunidades en el mercado laboral.
Sin embargo, es preciso modificar la distribución desigual de género en las titulaciones universitarias, ya que el informe concluye que las desigualdades de género proceden precisamente de una fuerte segmentación horizontal en la elección de carreras. La feminización persistente de algunos estudios universitarios y la masculinización de otros llevan a la desigualdad en la inserción y las condiciones laborales. La brecha salarial del colectivo universitario se explica por la elección de titulación y las condiciones salariales más elevadas en los sectores de gran presencia masculina.
Hay que conseguir una distribución más equitativa en las opciones de estudios universitarios, que no esté condicionada por convenciones tradicionales de género. Para ello, es necesario transformar un imaginario colectivo tradicional y unas culturas laborales y académicas que limitan las opciones de carreras universitarias, ya que preasignan a los hombres los estudios tecnológicos y a las mujeres las profesiones que conllevan la educación inicial o el trabajo de cuidado.
La mejora de la calidad de las enseñanzas universitarias requiere una distribución más equitativa del alumnado en las carreras, y también incorporar a los planes de estudios los conocimientos científicos derivados de los estudios de género.
A diferencia de los anteriores, el nuevo informe pone de relieve el significado crucial que conlleva la elección de la maternidad, ya que su compaginación con la carrera laboral puede marcar un giro negativo que abre diferencias en la trayectoria laboral de las graduadas que son madres. Los resultados detallan precisamente que la jornada a tiempo parcial crece de forma significativa debido a la dedicación a la familia, mientras que disminuye entre los hombres. Esta realidad refuerza la brecha salarial, con la reducción de sueldo correspondiente.
Por otra parte, la feminización de la jornada reducida perpetúa una división desigual del trabajo en el ámbito familiar, que obstaculiza una mayor corresponsabilidad en las tareas del hogar. De hecho, la mirada histórica permite mostrar que la erosión inicial del modelo de bread-winner (‘proveedor principal de ingresos’) masculino detectado en edades inferiores se vuelve a reforzar una vez que se tiene descendencia. En este sentido, las diversas medidas de permisos de paternidad/maternidad, flexibilidad laboral o conciliación con la vida familiar deben avanzar en la corresponsabilidad de género, como ya se ha aplicado en los países nórdicos, donde los padres tienen la obligación de coger el permiso para evitar las consecuencias negativas en las trayectorias profesionales de las madres. Estudios recientes como los de Sara Moreno detectan que, durante el confinamiento, ha aumentado el teletrabajo entre las mujeres madres, pero contrariamente no entre los hombres padres, donde se ha potenciado el efecto huida del hogar para evitar las tareas de cuidado de los niños. Es preciso, por lo tanto, transformar las convenciones tradicionales de género en torno al valor y la distribución del trabajo de cuidado.
Finalmente, cabe destacar que el informe pone de relieve que, aparte de determinadas características organizativas, tales como trabajar a tiempo completo o en el sector privado —que favorecen el hecho de alcanzar cargos de responsabilidad sobre otras personas—, los hombres tienen el doble de posibilidades que las mujeres de asumir este tipo de cargos.
El acceso de las mujeres a las titulaciones universitarias ha aportado avances importantes, pero siguen existiendo retos notables para reducir las desigualdades.