En todo el mundo, existe un interés creciente por que las instituciones de educación superior rindan cuentas sobre los resultados de aprendizaje de su estudiantado: definición y consecución de los resultados esperados. Esta demanda se ha hecho más necesaria en los últimos años con la aparición de nuevos proveedores de educación superior —en muchos casos transnacionales—, de nuevas estructuras educativas —formación dual, MOOC, microcredenciales, etc.— y, especialmente, como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, con la consolidación definitiva de las modalidades de enseñanza híbrida y virtual. Los resultados de aprendizaje han sido uno de los elementos fundamentales del llamado proceso de Bolonia, y han aparecido repetidamente en los documentos relacionados con el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y en varios comunicados ministeriales (Bologna Follow Up Group, «European Higher Education Area and Bologna Process», Minis terial Declarations and Communiqués).
Los resultados de aprendizaje son declaraciones de lo que se espera que el estudiante conozca, entienda o pueda demostrar al final de un periodo de aprendizaje.
Normalmente se definen en términos de una combinación de conocimientos, habilidades y competencias. Los resultados de aprendizaje deben ser específicos sobre lo que se espera del estudiante y evitar generalidades; deben ser observables y evaluables; deben ser alcanzables por el estudiantado en el tiempo que dure la materia o la titulación y limitados en su duración; y deben ser relevantes y pertinentes para la materia o titulación. Además, es imprescindible que sean inclusivos para que todo el estudiantado tenga la misma oportunidad de tener éxito, y deben ser públicos y conocidos por el estudiante al inicio de sus estudios.
Los resultados de aprendizaje no solo se emplean para establecer lo que el estudiante conocerá y sabrá hacer al terminar un periodo formativo (materia o titulación), también son los componentes básicos de los marcos de cualificaciones, los marcos de referencia disciplinarios (benchmarks) y los criterios de evaluación. A la hora de establecer los resultados de aprendizaje de la titulación, primero deben tomarse como referencia los marcos de cualificaciones y de referencia disciplinarios, dado que definen el nivel en el que debe situarse la titulación. Los resultados de aprendizaje de la titulación deberían estar en la raya de los 25 para que sea factible la certificación de todos los resultados. A continuación, se podrán establecer los resultados de aprendizaje correspondientes a las materias o asignaturas que compondrán el plan de estudios.
La explicitación de los resultados de aprendizaje de una titulación y las materias que la componen tiene varias ventajas. Al estudiantado le da una idea clara de lo que conocerá y sabrá hacer al final de sus estudios y materias, y puede ayudarle a elegir asignaturas, a centrarse en lo que será relevante para reducir estrés y pérdidas de tiempo, a facilitar el aprendizaje autónomo, etc. Al profesorado le ayuda a planificar las materias, así como las actividades formativas y de evaluación, seleccionando las estrategias más adecuadas para la asignatura; a valorar la eficacia del aprendizaje y la metodología docente seguida, etc. Respecto a las titulaciones, contribuye a explicitar lo que sus graduados y graduadas conocerán y sabrán hacer y, por lo tanto, ayuda a superar procesos de evaluación por parte de agencias de calidad si se evidencia la adquisición de los resultados de aprendizaje pretendidos y si se cumplen los objetivos formativos. También ayuda a rendir cuentas a la sociedad sobre la eficacia de su formación y la tipología de estudiantes formados.
Los objetivos de formación y el perfil de graduación son los otros dos componentes que acompañan a los resultados de aprendizaje para definir el perfil formativo de las titulaciones universitarias.
Los objetivos de formación se escriben en función de la intención docente y describen lo que el profesorado pretende cubrir en su materia/asignatura o lo que la titulación pretende impartir para la formación del estudiante.
Por lo tanto, los objetivos se redactan desde la perspectiva del profesorado o del programa de estudios, y describen el proceso de enseñanza y la gestión del aprendizaje. Los objetivos suelen estar bajo el control directo del profesorado o del programa de estudios, dado que son los que los establecen y desarrollan.
El profesorado está completamente familiarizado con los objetivos formativos y su redacción, ya que ha sido la forma común de indicar las metas formativas en sus materias/asignaturas y titulaciones. El reto será, en consecuencia, no desarrollar los resultados de aprendizaje previstos como objetivos formativos.
El perfil de graduación (entendida esta como la obtención de un título de grado, máster o doctorado) es una declaración sobre las características generales que se espera que tenga una persona que obtenga un determinado título. Suelen ser descripciones, no listas, y no suelen ocupar más de un párrafo.
La nueva configuración de las titulaciones del sistema universitario catalán, a través de sus objetivos formativos, resultados de aprendizaje y perfil de graduación, es una oportunidad para poder hacer aún más evidente en la sociedad la calidad de su formación y las características de sus graduados y graduadas. El cambio comienza ahora con la verificación de las titulaciones que se tendrán que implantar el próximo curso 2023-2024 y que, a corto plazo, se hará extensivo a todo el sistema.