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Noviembre 2014

ARTÍCULOS

La internacionalización de la educación

Jane Knight - Profesora adjunta, Departamento de Liderazgo, Educación Superior y Educación de Adultos del Ontario Institute for Studies in Education (OISE), Universidad de Toronto

La globalización es un "proceso centrado en el flujo mundial de ideas, recursos, personas, economía, valores, cultura, conocimientos, bienes, servicios y tecnología", mientras que la internacionalización de la educación superior se describe como "el proceso de integrar una dimensión internacional, intercultural y global a los objetivos, la enseñanza/aprendizaje, la investigación y las funciones de servicio de una universidad o sistema de educación superior". La internacionalización pone de relieve la relación entre naciones, personas, culturas, instituciones y sistemas, mientras que la globalización subraya el concepto de flujo mundial de economía, ideas, cultura, etc. La diferencia entre el concepto de "flujo mundial" y la idea de "relación entre naciones" es a la vez asombrosa y profunda. Así, ambos conceptos están muy relacionados entre sí, pero a la vez son distintos. El debate sobre si la internacionalización de la educación superior es un catalizador, un reactor o un agente de la globalización sigue vigente.

No hay ninguna receta ni un único conjunto de indicadores para una universidad internacionalizada. La internacionalización es un proceso de cambio diseñado a medida para satisfacer las necesidades y los intereses de cada entidad de educación superior. En consecuencia, no existe un modelo de internacionalización que se adapte a todos por igual. El hecho de adoptar una serie de objetivos y estrategias simplemente porque "están de moda" o para que se adecuen a una "imagen de marca" invalida la norma según la cual cada programa, institución o país debe decidir su manera de enfocar la internacionalización de acuerdo con su lógica interna, sus objetivos y su expectativa de resultados. Este planteamiento reconoce que el motor del proceso de internacionalización es la evaluación de las necesidades y prioridades de cada institución y que un enfoque "basado en fórmulas" o que siga los dictados de una moda pasajera no es apropiado, ni beneficioso, ni sostenible. Sin embargo, esta realidad puede presentar algunas dificultades. Por ejemplo, ¿qué ocurre si una institución o un país utilizan la internacionalización de la educación superior como una herramienta para el beneficio económico o la ventaja política? Eso demuestra que es preciso enfatizar las finalidades académicas y los valores de cooperación, beneficio mutuo y colaboración. 

Tras décadas de intenso desarrollo, han aumentado el alcance, la escala y la importancia de la internacionalización. No hay duda de que ha transformado el mundo de la educación superior, pero también ha experimentado cambios fundamentales. La cuestión clave es si los cambios han sido para mejor o para peor. Por ejemplo, hace veinticinco años nadie habría podido imaginar que, en 2014, la movilidad internacional de los estudiantes sería una cuestión capital, más relacionada con la captación de talento para la innovación nacional que con la posibilidad de ayudar a los países en desarrollo a mejorar sus capacidades humanas.

Los recientes estudios nacionales e internacionales sobre las prioridades y las bases lógicas de la internacionalización universitaria demuestran que establecer un perfil internacional o una posición global es más importante que cumplir los estándares internacionales de excelencia. El desarrollo de capacidades a través de proyectos de cooperación internacional está siendo remplazado por iniciativas encaminadas a reforzar el reconocimiento mundial y a escalar posiciones en los rankings. Por medio de dudosos programas de doble grado, se promueve la posibilidad de obtener dos titulaciones de instituciones situadas en distintos países, basándose únicamente en el volumen de trabajo de una de estas titulaciones. ¿Y todo ello en nombre de la internacionalización?
 

Al mismo tiempo, existen incontables ejemplos de iniciativas positivas que ilustran como las becas de colaboración, el intercambio transfronterizo y las estrategias de internacionalización de los campus contribuyen al desarrollo de las personas, las instituciones, las naciones y el mundo en general. Los beneficios de la internacionalización son muchos y diversos, así como sus potenciales riesgos y sus consecuencias no previstas.

Cuestiones de calidad y retos relacionados con la internacionalización

Se prevé que hacia el año 2025 la demanda de educación internacional alcance los 7,2 millones de estudiantes: un salto cuantitativo desde los 1,2 millones del año 2000. Algunos, aunque sin duda no todos, se acogerán a la movilidad estudiantil. En consecuencia, el número de nuevos proveedores que ofrecen programas a los estudiantes en sus países de origen está creciendo a un ritmo sin precedentes. La movilidad a escala internacional ya no es solo cuestión de los estudiantes, los profesores y los investigadores, sino que se ofrecen programas académicos más allá de las fronteras nacionales y se crean campus filiales en países desarrollados y en desarrollo de todo el mundo.

Mientras que estos nuevos planteamientos pretenden incrementar el acceso a la educación superior y satisfacer el interés por obtener titulaciones y puestos de trabajo en el extranjero, surgen serios problemas relacionados con la calidad de la oferta académica, la integridad de los nuevos tipos de proveedores y el reconocimiento de titulaciones. El incremento de las "fábricas de títulos" extranjeros (que solo venden títulos de "pergamino"), las "fábricas de acreditaciones" (que venden acreditaciones falsas o fraudulentas para programas o instituciones) y los proveedores deshonestos que buscan lucrarse (no reconocidos por las autoridades nacionales) son realidades a las que se enfrentan los estudiantes, los padres, los empresarios y la comunidad académica. ¿Quién hubiera dicho hace dos décadas que la educación internacional estaría enfrentándose a acreditaciones y títulos falsos; credenciales académicas obtenidas pero no homologadas, e instituciones "fraudulentas" no reguladas? Por supuesto, es igualmente importante reconocer las iniciativas honestas de proveedores y universidades que ofrecen programas de alta calidad y títulos legítimos mediante nuevos tipos de disposiciones y acuerdos de colaboración (franquicias, hermanamientos, campus filiales). La dificultad recurrente para equilibrar costes, calidad y acceso plantea dificultados en cuanto a los beneficios y los riesgos de la educación transfonteriza.

Los acuerdos y las redes institucionales de ámbito regional

A menudo se cree que cuantos más acuerdos internacionales establezca una universidad o en cuantas más redes participe más prestigiosa y atractiva será para otras instituciones y estudiantes. Pero la práctica demuestra que la mayoría de las instituciones no son capaces de gestionar un número tan elevado de acuerdos, ni tan siquiera para obtener algún beneficio. Mantener unas relaciones activas y fructíferas requiere grandes inversiones en recursos humanos y económicos del profesorado, los departamentos y las oficinas internacionales. Así, en muchos casos, una larga lista de socios internacionales refleja meros acuerdos sobre el papel pero no relaciones productivas. La cantidad se considera más importante que la calidad y la lista de acuerdos internacionales es más un símbolo de estatus que un registro de colaboraciones académicas funcionales. Una tendencia más reciente es la reducción del número de acuerdos a diez o veinte partenariados prioritarios con toda la institución. Eso puede comportar relaciones más globales y sostenibles pero también una sensación de malestar entre el profesorado y los investigadores a causa de un enfoque de arriba abajo de la colaboración internacional y del menoscabo de intereses curriculares o de investigación internacionales.

Movilidad académica 

La expansión de los programas de movilidad académica es una de las principales características de la internacionalización actual. Hace veinticinco años, nadie habría podido prever que la movilidad académica internacional, tanto de los estudiantes como de los investigadores y los profesores, se convertiría en un negocio de contratación internacional altamente competitivo y multimillonario. Varios países están invirtiendo en grandes campañas de marketing para atraer el talento más brillante a sus instituciones y poder así suministrar "cerebros" a la innovación y la investigación. Las complejidades y los retos relacionados con la movilidad académica y profesional no deberían subestimarse. Ni sus potenciales beneficios. Pero es imposible ignorar la pugna por atraer a estudiantes y profesores internacionales con la voluntad de captar "cerebros" y "generar ingresos". El objetivo inicial de ayudar a los estudiantes de países en desarrollo para que obtengan un título en otro país y luego regresen a su ámbito de origen y contribuyan al desarrollo nacional se está desvaneciendo rápidamente a medida que las naciones compiten en la carrera para captar a los mejores estudiantes y profesores del siglo XXI. 

Es imposible predecir el futuro con una bola de cristal, pero si las experiencias de la última década sirven para algo, casi podría decirse con toda seguridad que la competición para captar a los mejores estudiantes y profesores no dejará de crecer, hecho que aportará beneficios a algunos países e instituciones de educación superior y pérdidas a otros. Quizá la tecnología y las redes sociales brindarán nuevas oportunidades para compartir talento, mitigando así el efecto global de las ganancias y las pérdidas, aunque la obsesión actual por los rankings internacionales y la competitividad económica sugieren todo lo contrario. Para bien o para mal, es probable que la carrera para la captación de cerebros a través de la movilidad estudiantil se prolongue activamente durante un tiempo.

Una tendencia reciente ha sido el establecimiento de programas de colaboración entre instituciones de distintos países, lo que ha comportado la creación de titulaciones dobles (o múltiples) y en algunos casos titulaciones conjuntas, si bien estas últimas se enfrentan a limitaciones legales de cierta envergadura.

La pretensión de los programas conjuntos es ofrecer a los estudiantes una rica experiencia académica internacional y mejorar sus oportunidades de encontrar trabajo. Pero, como ocurre con todas las nuevas ideas, también han surgido adaptaciones cuestionables y consecuencias imprevistas. Por ejemplo, en algunos casos, las dobles titulaciones no son más que un doble recuento de créditos. Hay casos en los que se conceden dos/tres credenciales (una de cada institución que participa en el programa) por poco más que el volumen de trabajo que se exige para obtener una titulación. Aunque para los estudiantes (y futuros trabajadores) puede ser muy atractivo contar con dos títulos de instituciones de diferentes países, este hecho puede describirse como el paso previo al fraude académico si no se satisfacen las exigencias curriculares de dos grados completos o no se obtienen resultados de aprendizaje diferenciados. Cabe señalar que también existen excelentes programas que ofrecen titulaciones dobles o conjuntas, pero una de las consecuencias no previstas es el mal uso o abuso potencial en la concesión de títulos o en los protocolos de reconocimiento.

El impacto de las nuevas formas de movilidad académica internacional sobre el reconocimiento y la promoción de culturas autóctonas y diversas es un tema que suscita opiniones y sentimientos encontrados. Hay quien cree que las modernas tecnologías de la información y la comunicación y el movimiento de personas, ideas y culturas más allá de las fronteras nacionales ofrecen nuevas oportunidades para promover la cultura propia en otros países e incrementar la fusión y la hibridación de culturas. Un beneficio importante es una mayor comprensión de la diversidad cultural y una revalorización de la interculturalidad y de las aptitudes comunicativas. Otros sostienen que estas mismas fuerzas están erosionando las identidades culturales nacionales y que, en vez de crear nuevas culturas híbridas, las culturas autóctonas se están homogeneizando, lo que, en la mayoría de los casos, implica occidentalizando. Dado que la educación se ha considerado tradicionalmente un vehículo de culturización, estos argumentos se centran en la especificidad de los planes de estudio, el lenguaje de la docencia (especialmente el incremento del inglés) y el proceso de enseñanza/aprendizaje en la educación internacional.

Los cursos en línea masivos y abiertos (MOOC) 

Es aún demasiado pronto para saber qué impacto tendrán los cursos en línea masivos y abiertos (MOOC, por sus siglas en inglés) en la educación superior internacional. En general, los MOOC desempeñan un papel importante en la ampliación del acceso a las oportunidades de aprendizaje no formal, un ámbito todavía poco desarrollado en la educación superior internacional. Sin embargo, el gran interrogante es cuánto tardarán la mayoría de los MOOC en conceder credenciales formales acreditadas por la institución que los ofrece o por un tercer organismo. A largo plazo, la bola de cristal presenta una imagen confusa y difusa de estudiantes personalizando su propio menú de programas mediante la combinación de cursos ofrecidos por proveedores locales, regionales e internacionales, a través de la enseñanza a distancia, cursos presenciales o una combinación de ambos, todos ellos acreditados por distintas agencias con una calificación final otorgada por un proveedor local o un proveedor de TNE (educación transnacional). A la larga, ¡los MOOC podrían considerarse un estímulo para este escenario! ¿Quién sabe?

Rankings universitarios

No hay duda de que en los últimos cinco años los rankings internacionales y regionales de universidades se han hecho más populares y problemáticos. El debate acalorado sobre su valor y su validez y fiabilidad sigue vigente. Pero al mismo tiempo, los rectores universitarios afirman que un resultado cuantificable de la internacionalización es la consecución de una posición específica en una o más listas globales. No obstante, que el propósito de la internacionalización de una universidad sea mejorar su marco o posición a escala global es una suposición incorrecta, ya que confunde una campaña de marketing internacional con un plan de internacionalización. La primera es un ejercicio de promoción y creación de marca; el segundo es una estrategia para integrar una dimensión internacional, intercultural y global en los objetivos, la docencia, la investigación y los servicios de una universidad. Los objetivos, resultados previstos e inversiones de una iniciativa de creación de marca global son distintos de los que exige la internacionalización académica. Es un mito que un esquema de marketing internacional sea el equivalente de un plan de internacionalización. Eso no quita que un plan estratégico exitoso de internacionalización pueda suponer una mayor visibilidad internacional; pero el reconocimiento no es el objetivo principal, sino uno secundario.

Internacionalización vs características regionales y conexión con la comunidad local

La internacionalización reconoce y toma como punto de partida las prioridades, las políticas y las prácticas locales, nacionales y regionales. Su intención es complementar, armonizar y extender la dimensión local, no dominarla. Si esta certidumbre fundamental no se respeta, hay muchas posibilidades de que la internacionalización se vea como un agente hegemónico o de homogeneización. Celebrar y tomar como punto de partida la cultura y los contextos locales es una norma fundamental de la internacionalización.  

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