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Abril 2019

OPINIÓN

El nuevo código ético de AQU Catalunya: una oportunidad

Esther Giménez-Salinas - Directora de la Cátedra de Justícia Social de la Fundació Pere Tarrés de la URL

B93_pedretesSoy jurista y, además, penalista; por lo tanto, formada en la necesidad de reglamentar una serie de conductas para proteger determinados bienes jurídicos considerados fundamentales, a los cuales, en caso de no ser respetados, se les asocia una sanción aplicada a quien infringe las reglas. De este modo, cuando surgieron los primeros códigos éticos, evidenciaban demasiados parecidos con las leyes y reglamentos; querían regularse determinadas conductas hasta caer en la casuística. Esto se debía, en parte, a que la ética aplicada era una disciplina poco desarrollada en nuestro país.

Hacia los años setenta del siglo pasado, aparece una nueva disciplina en Estados Unidos en el campo de la ética, denominada ética aplicada. Tal y como su nombre indica, se trata de un movimiento vinculado a situaciones concretas, surgido de la necesidad de dar respuesta a problemas que aparecen cotidianamente en el ejercicio profesional y que no necesariamente se encuentran regulados por las leyes.

Seguramente, uno de los campos más conocidos en esta disciplina es el de la bioética, directamente vinculada a situaciones concretas del ámbito de la salud y ante la cual muchas personas se han visto confrontadas de forma directa o indirecta fruto de dilemas éticos. Hoy, sin embargo, se ha extendido a casi todos los sectores profesionales, desde el empresarial hasta el servicio público.

De esta manera también aparecen los códigos éticos, un instrumento para conocer y hacer difusión de aquellos valores que las instituciones y organizaciones tienen que incorporar como normas de conducta. Y, aunque no tienen un carácter coercitivo, son de cumplimiento obligatorio, porque parten de un principio básico: el respeto a la dignidad humana.

AQU Catalunya ya tenía un código ético desde el año 2008, y no es que estuviera obsoleto, puesto que los principios y valores descritos tienen plena vigencia, sino que, como ocurre en otros campos, le hacía falta innovación pedagógica. De ahí que se haya renovado a partir de la tarea llevada a cabo por un comité formado, por un lado, por las filósofas y profesoras Begoña Román y Marina Garcés, expertas en ética y pensamiento contemporáneo, que han aportado el rigor y la claridad necesarios, y, por otro, desde el ámbito jurídico, por Jordi Escolar, asesor en AQU Catalunya, y yo misma. Un equipo cohesionado, dinámico y enriquecedor, que ha realizado un trabajo con una voluntad simplificadora, sencilla e inspiradora, que permite transmitir el espíritu de mejora continua en el día a día.

El nuevo código ético pretende, sobre todo, impactar y trasladar al usuario aquello que es importante respecto a lo que es accesorio, por lo que se han reducido los conceptos y se han destacado los valores de la dignidad, la independencia, la imparcialidad, la integridad, la innovación y mejora, el servicio público, la diversidad, la equidad y la confianza como valores fundamentales para orientar la toma de decisiones. Junto con estos valores, que se encuentran definidos de forma breve, también hay representados valores instrumentales, como son los medios y procesos para alcanzar las finalidades de la Agencia.

El redactado de cada uno de dichos valores se ha elaborado de forma que sean fácilmente comprensibles y aplicables en la práctica profesional. Así, por ejemplo, la diversidad se define como "la comprensión de las distintas realidades académicas y científicas individuales" y como "una oportunidad de transformación a través de la pluralidad, en beneficio de la evolución de la educación superior". La diversidad "también comporta el respeto a la pluralidad institucional y organizativa".

De ese modo, se destaca la necesidad de diferenciar tanto a escala individual como institucional las diversas formaciones académicas, lo cual, junto con la equidad, tiene que permitir valorar de forma distinta aquello que no es igual.

De entre todas las partes que forman este nuevo código ético, la que creo que es más relevante de destacar es la referente a los compromisos. Personalmente, el compromiso me parece una de las palabras con mayor sentido; como decía el presidente norteamericano Abraham Lincoln, "el compromiso es lo que convierte una promesa en realidad". Así, de los valores anteriormente enumerados se derivan unos compromisos que van más allá de unos simples ideales o de una declaración de buenas intenciones. En ese sentido, las personas vinculadas a AQU Catalunya tienen un sentido del deber moral y ético que las compromete con los mencionados valores.

El nuevo código ético posee un valor añadido y es que, desde el punto de vista de la formación, tiene un claro valor pedagógico.

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